El ISIS reivindica el atentado en Francia: Coletazos peligrosos

En abril de 2013, Al-Baghdadi anunciaba el nacimiento del ISIS. Cinco años después, viernes 23 de marzo, el terrorismo nazi-jihadista volvió a atacar en el sur de Francia.


Desde el apogeo del recién nacido Estado Islámico (en agosto de 2014) hasta el día de hoy, el ISIS perdió el 98% de los territorios que había ocupado, ahora ejerciendo su terrible dominio sólo sobre una muy pequeña área de frontera entre Siria e Irak. Su ascenso había atraído a miles de combatientes extranjeros, provenientes de toda Europa pero también de Rusia y los Balcanes, que luchaban para el Califa con la esvástica, fascinados por el sucio botín prometido: depredar y violentar.


La heroica resistencia kurda de Kobane abrió una larga serie de derrotas en las zonas de guerra. La respuesta de los nazi-jihadistas era el terrorismo, en primer lugar en los lugares de surgimiento del ISIS pero también, y sobre todo, en el exterior. Desde París –primero Charlie Hebdo y después el Bataclán– pasando por Bélgica, los EE.UU, Gran Bretaña, Cataluña, Túnez, Bangladesh y muchos otros países, cada vez más los atentados criminales guiados o inspirados por el Estado Islámico atacaban a gente indefensa y desprevenida. Gente que fue víctima de la vil venganza ante la creciente incapacidad del Estado Islámico de sostener el conflicto en el terreno, obrada por terroristas del tipo “hágalo usted mismo”, solos y aislados –muchas veces provenientes de las filas de la marginalidad y de la criminalidad común– o por combatientes que regresaban a sus países de proveniencia siguiendo las instrucciones de los mandos de los hombres de negro.


En este marco, no sorprende el hecho de que un joven de 26 años declarado perteneciente del ISIS, Redouane Lakdim, primero robó un auto –hiriendo al conductor y asesinando a un pasajero– después se lanzó a Carcassonne disparando sobre un grupo de policías para finalmente tomar numerosos rehenes en un supermercado de Trébes. El balance fue de cuatro muertos y 16 heridos, pero podría haber sido bastante más grave: entre las víctimas hay un gendarme que heroicamente se ofreció como rehén liberando a numerosas personas.


Tristemente se manifiesta, también ante este hecho, la patente debilidad e incapacidad –también la falta de voluntad– de parte de los Estados a la hora de proteger a las personas: Lakdim ya era alguien conocido por las fuerzas de inteligencia pero eso no le impidió atacar.


Por estas razones, justamente cuando la amenaza parece haber menguado, más que nunca es para todos el momento de prestar atención, de mirar alrededor, de activarse y comprometerse para no bajar la guardia frente a los peligrosos coletazos del terror nazi-jihadista.


Jacopo Andreoni


La Comune online, 26/03/18



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