Si
bien aún no son tantos los casos de infectados por Coronavirus en este
país (de acuerdo a los datos oficiales), la perspectiva es que la
cantidad de personas contagiadas aumente, con los peligros para la vida
que esto conlleva. Las medidas de protección que frente a esto ha tomado
el gobierno de Alberto Fernández pueden ser útiles, aunque algunas de
ellas nos parecen contradictorias e insuficientes como las de otros
gobiernos del mundo. Por eso es importante respetar estas medidas, pero
apelando al protagonismo de cada una/o y no a la sumisión ciega e
irreflexiva. Por el contrario, es fundamental conquistarse un enfoque e
ideas propias sobre la vida y la necesidad de protegerla. Esto puede
ayudar no solo a maximizar los efectos benéficos de las medidas de
protección y cuidado, sino a asumir este difícil momento que vivimos
como humanidad como una ocasión para aprender a ser mejores; partiendo
del reconocimiento de los recursos íntimos de los que disponemos cada
una/o y de la posibilidad de elegir tejer relaciones y construir grupos
humanos por el mejoramiento de la vida. Con el objetivo de suscitar esta
reflexión, publicamos en este mismo blog la toma de posición de nuestra
Corriente internacional Humanista Socialista y de nuestra organización
hermana La Comune (Italia): “Contra el Virus. Más conciencia,
ninguna prepotencia.” A través de ella, nuestros/as compañeros/as están
contribuyendo activamente a suscitar un protagonismo cuidadoso y
responsable con miles de personas en uno de los epicentros de la
pandemia. Te invitamos a leerla, difundirla, compartirla y discutirla.
Tener
una propia visión también nos permite ser más responsables,
protagonistas activos y no meras víctimas pasivas. La lógica de las
víctimas pasivas es la que emana desde el Estado, que nos quiere
confinar a sentirnos individuos aislados e indefensos, sometidos a
cualquier medida gubernamental. Esa que hoy desafiaron las trabajadoras y
los trabajadores de Galerías Pacífico, que con su aplauso-protesta
lograron el cierre del shopping con la garantía del cobro de los
salarios. El gobierno de Fernández está intentando por todos los medios
no tocar las ganancias de los grandes empresarios o hacerlo mínimamente.
Los paliativos anunciados hoy por el Ministro de Economía son
absolutamente insuficientes y para colmo siguen condenando a millones
de trabajadoras y trabajadores a trasladarse cotidianamente con los
riesgos de contagio que eso implica. Los verdaderos desprotegidos no son
las patronales, sino los y las millones que no tendrán garantizados sus
ingresos, los y las trabajadoras precarizadas y en negro, las personas
que viven en barriadas y villas en pésimas condiciones de higiene y
salubridad, el personal médico que con valentía arriesga su vida
cotidianamente... Es hacia ellas y ellos que van nuestros primeros
pensamientos y nuestras exigencias de protección.
Por
primera vez en nuestra historia no nos movilizaremos este 24 de marzo
contra la última dictadura militar. Lo hemos decidido como parte del Bloque Independiente contra la Represión en Democracia y Dictadura,
porque al igual que las mejores vanguardias de los sesenta y los
setenta nos anima una búsqueda de transformación por una vida mejor y
eso hoy implica no exponernos ni exponer a la gente a riesgos
innecesarios. Para mejorar la vida muchas veces es necesaria la lucha;
pero no anteponemos la lucha a la vida. La vida exige un compromiso
teórico y práctico cotidiano, por el propio bien no separado del de los
demás, junto a los que más sufren y contra los opresores de este mundo.
Hoy nuestro compromiso es aprender a cuidarnos y enseñar a hacerlo,
apelando a la solidaridad y a la reciprocidad de las personas comunes,
denunciando la hipocresía de los poderosos.
Nuestras
posibilidades de encuentro están limitadas por la pandemia (sin aceptar
exageraciones autoritarias y represivas). Frente a eso es fundamental
recordar y suscitar nuestra incontenible sociabilidad para ser más
conscientes y creativos a la hora de ponerla a la obra, de manera más
que nunca atenta, cuidadosa y recíproca. Podemos encontrarnos entre
pocos tomando las precauciones adecuadas, pensarnos, ayudarnos,
llamarnos, hablarnos, preguntarnos cómo estamos, intercambiar ideas. Es
el momento de recordar que somos con, por y gracias a las otras y los
otros. Para suscitar protagonismo, responsabilidad, reflexión y cuidado,
no pánico, desinterés ni sumisión al Estado.