Desde el
comienzo de la cuarentena hasta hoy hubo, por lo menos, doce femicidios. La
violencia patriarcal, que denuncian millones de mujeres alrededor del planeta,
recrudece en la soledad y el encierro del aislamiento.
Un
crimen contra las mujeres es un crimen contra la humanidad toda. Siempre, pero
mucho más hoy, cuando el mundo atraviesa los efectos de una pandemia. Mucho se
habla del rol que deberían tener los Estados para protegernos. Una afirmación
por lo menos ingenua –cuando no hipócrita– visto que son los principales
responsables de la pobreza, la violencia y el envenenamiento de la naturaleza.
Sin embargo, en esta emergencia planetaria, son las mujeres las que están en
primera línea en el cuidado de los otros, muchas veces a costa del propio. Más
allá de la preponderancia femenina en el sector de la salud (en este país representan
más del 60% del personal), en las casas son las mujeres las que piensan,
proyectan y resuelven cotidianamente la protección de quienes las rodean,
sosteniéndolos moral y psicológicamente, combinando todo esto con el
teletrabajo o, en tantos casos, con la búsqueda para conseguir recursos
materiales. Si la mayoría de la población puede cumplir la cuarentena, quedarse
en su casa o en su barrio, reorganizar su cotidianeidad, cuidar a los niños/as
y a los mayores evitando el peligro del contagio, es por el tejido femenino
cotidiano que la sostiene. Es así siempre, no solo en situaciones de
emergencia. Cada día son las primeras en pensar y proyectar el mejoramiento de
la vida, propia y ajena. La violencia patriarcal atenta contra ellas y, por
ende, contra la vida de todos.
El Estado no quiere ni puede ayudar
a aquellas que hoy están encerradas con sus agresores, los recursos que brinda
son absolutamente insuficientes. Es necesario activar la propia atención hacia
las mujeres que nos rodean, ofrecer ayuda y cercanía, denunciar a los violentos
y colaborar en crear las condiciones –entre amigas y vecinas– para que quienes
sufran violencia tengan ámbitos seguros. Valorar y defender la vida de quienes
lo hacen cotidianamente por todos.
Ana
G.
01-04-20