Bolsonaro y Ortega: decadentes y mortales


Desde este espacio, en repetidas ocasiones hemos denunciado al neofascista Bolsonaro por el desprecio a la vida humana que está manifestando en esta emergencia. En un país en el que crecen de manera preocupante las cifras de muertes y contagios, continúa impulsando la irresponsabilidad y el descuido y, además, apelando, sin muchas indirectas, a la intervención militar. Frente a las denuncias judiciales realizadas por su ex ministro Sergio Moro, su discurso se vuelve cada vez más irracional y peligroso. Se defiende vociferando y alentando concentraciones de sus serviles seguidores y manda a callar los medios de comunicación que lo critican. ¿No está llegando la hora de decir basta?
En otro país, de dimensiones muy diferentes a Brasil, hay otra despreciable figura que está sometiendo a la gente al riesgo mortal. En Nicaragua, Daniel Ortega –por años un referente para las izquierdas políticas del continente y represor de las grandes movilizaciones de 2018– está ocultando los informes médicos. Dice que en el país centroamericano solo hay tres contagiados, pero los médicos, desde los hospitales, cuentan que hay centenares de personas con síntomas y algo menos de cien fallecidos por neumonías atípicas que el Ministerio de Salud se niega a reconocer como casos de Covid-19. No es un problema de números: en su afán de aparentar control y seguridad, el Estado nicaragüense no toma ninguna medida y no activa protocolos en su ya golpeado sistema de salud, lo cual sin dudas acarreará más y más víctimas.
Despreciables, inhumanos, ignorantes, arrogantes, responsables de muertes y de miseria: dos claros ejemplos de la decadencia continental de la política democrática y de la verdadera cara de los Estados.

I.R.
06/05/20