“Cuidemos lo nuestro”, “en defensa de la
propiedad privada”, “hoy es Vicentín y mañana sos vos” y “vamos a terminar como
Cuba o Venezuela”, fueron algunas de las consignas del “banderazo” en defensa
de Vicentín, empresa de sojeros millonarios que insólitamente se convirtió, de
la noche a la mañana, en símbolo. Los protagonistas de tal protesta no están
particularmente sensibilizados por los que de verdad están sufriendo los
embates del Estado, como la juventud de los barrios populares sujeta a la
represión policial o, incluso, los numerosos trabajadores de la salud que se
encuentran desprotegidos y carentes de insumos. Es una porción de la sociedad
hasta tal punto egoísta –y, en muchos casos, atrapada en delirios promovidos
por el más zonzo complotismo– que se desespera en defender los privilegios de
la clase corrupta a la que pertenece o le gustaría pertenecer.
Lo de Vicentín fundamentalmente se trata
de una puja entre estos sectores de la alta burguesía agropecuaria y el
gobierno, que incluso por estas horas está dando marcha atrás y ahora lejos
está de la hipótesis de la expropiación estatal, que a lo sumo podía llegar a
ser solo un remedio parcial y limitado ante la estafa de dicha empresa. Más
bien lo que se ve, considerando los choques que puede haber entre las distintas
facciones de los poderes opresivos, es el acuerdo en lo esencial entre el
empresariado y los gobiernos de turno. Esta puja pone también en evidencia
algunos dilemas frente a los cuales sí sería útil pronunciarse: ¿ser solidarios
y posicionarse junto a los que más sufren o desear parecerse a los que acaparan
en detrimento de las mayorías y reciben los beneficios de todos los gobiernos?
Que muchas personas (no tantas) tomen esta causa como propia es un poco triste,
sobre todo habiendo otros motivos más relevantes que están movilizando a la
gente común en diversas partes del mundo (el asesinato racista de George Floyd
en primer lugar) o que están alentando una reacción en defensa de la vida
frente al peligro del Covid-19. Pero no, se ve que los banderizos de Vicentín
protestan solo por lo que realmente les resulta importante.
I.R.
25/06/20