Nagorno-Karabakh. Detener la guerra de agresión

Está en curso una sanguinaria guerra de agresión de Arzebaijan contra Nagorno Karabakh para recuperar en parte o en su totalidad este territorio en el que la población armenia ha ejercido en el pasado reciente el propio derecho a autodeterminarse –reivindicado con grandes movilizaciones desde 1988– un derecho legítimo que, contra el prepotencia de Baku, hemos apoyado entonces y que continuamos sosteniendo.

El actual intento criminal de Arzebaijan está respaldado hoy por el Estado genocida turco, responsable del genocidio del pueblo armenio que en más de un siglo ha causado 500 mil víctimas. Hoy la población armenia teme la posibilidad de nuevas masacres y ve merodeando de nuevo el fantasma de aquel genocidio.

Esta guerra de agresión debe detenerse lo antes posible, debemos defender al pueblo armenio contra toda agresión y amenaza.


Los actuales acontecimientos son la última trágica etapa de un conflicto que desde hace más de 30 años llevan a cabo, con altibajos, las autoridades estatales de Arzebaijan por una parte y de Armenia y Nagorno por la otra. Lamentablemente, en el transcurso de este conflicto se han cometido atrocidades de ambas partes. En su momento, las mismas autoridades armenias, en el ejercicio de su derecho a la autodeterminación, han ocupado militarmente un amplio territorio habitado también por un importante sector de la población azerbaiyana que fue sometida a una limpieza étnica y forzada al éxodo, una tragedia de la que se aprovecha el régimen de Baku para alimentar el nacionalismo más sanguinario.

Por eso es necesario que en esta martirizada región se defienda y respete el derecho a la autodeterminación del pueblo armenio, y al mismo tiempo se salvaguarden los derechos, la voluntad y la vida de todos los pueblos y minorías, contra todo nacionalismo y belicismo, racismo y discriminación de base étnica o religiosa.

Las guerras, las limpiezas étnicas, los nacionalismos y las soluciones político-estatales son y serán motivo de ulteriores tragedias para la gente común. La vía alternativa y positiva a buscar es la de la tolerancia, la convivencia y la pacificación entre los pueblos y las personas, reencontrando también, en este caso, un principio benéfico de común humanidad diferente.


24 de octubre de 2020

Piero Neri