Por la libertad de expresión y el fin de la represión en Formosa. Abajo Insfrán

Por Ignacio Ríos.

La gente común de Formosa protagonizó el viernes una jornada de lucha en la capital provincial en rechazo de las medidas draconianas que impone Gildo Insfrán por el coronavirus. Ya habíamos denunciado el incumplimiento de los derechos humanos y las condiciones de hacinamiento y maltrato en los centros de aislamiento, el hostigamiento policial, el drama de los trabajadores “golondrina” y de las/os que querían regresar a la provincia, lo que se suma a la incertidumbre económica y la falta de acceso a la educación para la mayoría de niñas/os y adolescentes. En particular la indignación popular terminó de estallar cuando Insfrán –que recordemos que viene de ser apoyado por el gobierno nacional– decretó la vuelta a la “Fase 1” cuando estaba de campaña por el interior de la provincia. Los manifestantes fueron reprimidos salvajemente con carros hidrantes, balas de goma, gases y palazos.

Esto es el totalitarismo democrático, esto es la democracia: políticos que aprovechan sus privilegios para vacunarse primero, la oposición que manifiesta mafiosamente con bolsas de cadáveres en Plaza de Mayo, gobiernos provinciales corruptos que construyen estadios de fútbol de ensueño en medio de la pobreza y la emergencia sanitaria o que confinan  con criterios irracionales con tal de seguir con sus negocios y no develar el calamitoso estado de las estructuras de salud y la falta total de medidas positivas reales.

De ninguna manera las exigencias de cuidado y prevención sanitaria pueden ir en contra de la dignidad y la libertad de expresión. Esta política del descuido permanente, que proviene del oficialismo y la oposición, entraña otro efecto que es el de provocar confusión entre la gente con relación a los cuidados y la prevención que se siguen necesitando. Estamos convencidos de que la emergencia se afrontará mucho mejor si prevalece el criterio del personal médico y científico en colaboración con las personas que sostienen las redes de ayuda en las zonas más desfavorecidas, con los políticos corruptos y abusadores bien lejos.

La agresión desenfrenada, el ataque a la libertad de expresión y el menosprecio por la vida y la dignidad manifestadas por el gobierno formoseño habla a las claras de la continuidad entre dictadura y democracia. Este próximo 24 de marzo, a 45 años del golpe militar genocida, movilicémonos de manera independiente para afirmar la vida y la dignidad humana frente a la represión y el desprecio criminal del Estado y de todos los gobiernos.