Progrerracismo

Por Ignacio Ríos.

Al decir que, mientras que los argentinos venimos de los barcos, los brasileños salen de la selva y los mexicanos de los indios, Alberto Fernández nos dejó una gran lección de diplomacia internacional. Pero más allá de lo absurdo y de Lito Nebbia, nos encontramos con uno de los mitos patrioteros más odiosos, soberbios y persistentes: la creencia de que la Argentina es “blanca y europea” en comparación con el resto de América Latina, conformada por “negros”, “mestizos” e indígenas. Se trata de una de las tantas formas en las que se expresa el racismo en este país, otras veces dirigido contra los “bolitas” o los “paraguas”, contra los “cabecitas negras” del interior o los “macacos” de Brasil. América Latina es una región del mundo en la que se produjo de manera especial un cruce étnico y cultural, en muchas ocasiones en forma de desencuentros o verdaderas laceraciones: desde la Conquista hasta la trata de esclavos africanos pasando por el exterminio de las poblaciones originarias, fenómenos que acompañaron la construcción de los Estados y la acumulación de las minorías. Dichos procesos fueron acompañados por teorías e ideologías nefastas, como el sistema de castas colonial o las categorías raciales que continúan utilizándose en países como Brasil. ¿Hasta cuándo vamos a seguir tolerando y reproduciendo estas falsificaciones desgastadas que obstaculizan el reconocimiento de nuestra humanidad común y diferente? Echan un manto de oscuridad sobre la realidad humana (se estima, por ejemplo, que más de la mitad de la población argentina cuenta con algún descendiente indígena) y sobre la rica historia de intercambios y contaminaciones en esta parte del mundo. Son concepciones, enraizadas en la cultura popular, funcionales a las ideologías dominantes y al ejercicio de la dominación. Y aquí tenemos el reciente asesinato del joven qom José Lagos en Chaco a manos de la policía para recordarnos que no constituyen ninguna broma sino algo a lo que enfrentarse decididamente.