Un desafío arduo, pero con sustento: entrevista con la autora, Mariana Camps

 

Entrevista con la autora, Mariana Camps

Un desafío arduo, pero con sustento 

A cargo de Sara Rodríguez .

El título del libro es una posibilidad concreta pero también una necesidad urgente. Por desgracia todos los días tenemos que hacer cuentas con una crónica cotidiana que no da tregua a las mujeres y a las/os niñas/os. Por eso, tiene mucho más valor el punto de vista afirmativo que proponés. ¿Por qué es tan importante aprender a pensar en otros términos para combatir el machismo?

Como decís, la violencia contra las mujeres y niños no da tregua y luchar en contra de ella es una de las motivaciones del libro. La tentación de partir de la tragedia es grande, pero lo que está realmente en juego es cómo queremos vivir, qué tipo de relaciones pueden ser fuente de felicidad. Por eso es tan importante partir de rastrear los recursos que tenemos, mujeres y hombres, para convivir de manera benéfica si aprendemos a explorarlos y a elegirlos. Como trato de explicar en el texto, basándome en nuestra teoría general humanista socialista, me refiero a características humanas análogas que son interpretadas de manera diferente por ambos géneros: las mujeres tienden a hacerlo pensando más inmediatamente en el cuidado y la proyección de la vida. Creo que, ante todo, se trata de reconocer esto y afirmarlo orientándolo conscientemente por el bien. Un enfoque así puede, a su vez, ser mucho más radical y eficaz para combatir al machismo.

En repetidas ocasiones volvés sobre la importancia de contar con puntos de partida claros para poder elegir como mujeres y hombres. Por eso denunciás de modo eficaz la nueva ofensiva patriarcal que pasa a través de las pseudoteorías queer y el llamado “transfeminismo”.

Podríamos decir que es una cuestión ética. Perseguir la libertad de las mujeres como libertad de toda la humanidad implica reconocer el protagonismo, agente y potencial, del género femenino en el cuidado y mejoramiento de la vida. No es casual, las mujeres dan la vida de todas y todos, son las madres de la especie –es un hecho existencial profundo que va más allá de haber parido o no– y reconocer eso podría permitir volver al origen, a lo más esencial para cada persona, a su búsqueda de vivibilidad y a la función primaria femenina para el crecimiento de cada ser. Este compromiso de liberación también comprende identificar que el género masculino, por razones no inevitables ni imposibles de superar, ha sido el fundador y es el principal agente de la violencia machista sistemática. El “transfeminismo” es portavoz de pseudoteorías –pretenden hablar de lo humano sin fundamentos biológicos ni antropológicos– que ocultan estas cuestiones, permitiendo al patriarcado reforzarse. Un buen punto de partida es tener esto claro y combatir dichas aberraciones mientras buscamos explicar el engaño con paciencia a quienes estén confundidos de buena fe.

En tu libro es explícito el intento de ofrecer premisas y presupuestos para una convivencia benéfica entre mujeres y hombres de todas las edades y proveniencias. Una perspectiva así de “simple” pero que resulta impronunciable en el mundo en que vivimos y por el modo en el que nos hicieron mirar a la especie humana…

Nos han hecho mirar a la especie humana como si el conflicto entre mujeres y hombres fuera inevitable. Pero no es así, somos una especie cooperativa; esto ha quedado bastante demostrado en amplios períodos de la historia y aún hoy, aunque es difícil, se lo puede rastrear. Mujeres y hombres forman parte de una humanidad común y las diferencias entre los géneros plantean un desafío que podría ser fuente de riqueza. Por supuesto que esto requiere estar dispuestos –y también dispuestas– a cambiar mucho. Existen premisas, algunas las he mencionado, y es necesario fundar presupuestos para una nueva convivencia benéfica. Las y los invito a descubrirlos y pensarlos a partir de la lectura del libro.

Publicado en La Comune 391 y Comuna Socialista 67