Una Campaña en defensa de la vida
Empezamos la Campaña conmocionados por las bombas que caían en
Ucrania y masacraban a la gente común. Putin avanzaba con sus tropas, la OTAN
daba rienda suelta a su lógica guerrera y expansionista mientras Zelensky unía
a la población bajo el belicismo nacionalista. Una guerra devastadora que
permea todos los campos de la vida, más allá de las zonas de conflicto. El
mundo dominado por los Estados está predispuesto a la violencia, y América
Latina no es ajena a esta situación. No hay, por ahora, conflictos armados
declarados entre Estados, pero sí una escalada mortífera de violencia
creciente de la que las instituciones democráticas son responsables directas.
Romper con la indiferencia y reaccionar en defensa de la vida era (y es) algo
urgente. Decidimos, entonces, hacer propia una idea-fuerza de nuestra Corriente
internacional y encabezar la Campaña con el lema “Doná por la pacificación
contra las guerras”.
Apenas la pusimos en marcha, el
atentado contra Cristina Fernández sacudió a la población mientras los
políticos llamaban a la “paz social”. ¿Qué significa esta “paz” declarada por
los principales responsables de la violencia difundida? La misma vicepresidenta
se encargó de clarificarlo: “hay que restaurar el orden”. Es decir, someterse a
las instituciones democráticas corruptas, resignarse frente a la precariedad
económica y la represión estatal, obedecer a la patronal, disciplinarse a la
autoridad familiar. El orden burgués, sin embargo, es cada vez menos creíble:
desde la derrota norteamericana en Afganistán, el desbarajuste en el
equilibrio de poder entre las potencias del mundo dio lugar a una entropía
irrefrenable que no hace más que aumentar el belicismo de todos los Estados,
haciendo del mundo un lugar cada vez más peligroso para todos.
Entonces, ¿dónde radican las posibilidades reales de
pacificación? Para nosotros, el anhelo de paz es propio de todos los seres
humanos, más acentuado en el género femenino, y puede ser rehabilitado y radicalizado
por las personas comunes más sensibles y determinadas. Esto durante la Campaña
fue motivo de intercambio, por ejemplo, con algunos docentes de Bajo Flores
mientras luchaban contra la enésima prepotencia narcopolicial en el barrio, y
también con jóvenes que conocíamos difundiendo este periódico en la puerta de
sus colegios. Mientras nos preguntábamos con ellos sobre las posibilidades
reales de una mejor convivencia humana, las mujeres iraníes dijeron “presente”.
“Mujer, vida y libertad” fue el grito que animó las primeras movilizaciones
contra el régimen asesino de Alí Khamenei, contagiando su coraje a millones de
personas, y dando vida a una revuelta de la gente común que todavía continúa y
enfrenta la brutal represión estatal. Suscitar solidaridad con ellas y ellos
fue parte constitutiva de nuestra Campaña, porque evidencian una esperanza
para quienes buscamos mejorar la vida junto a otros. Aunque el entusiasmo, por
momentos, nos hacía subestimar los enormes desafíos concienciales y
culturales que enfrenta la vanguardia iraní. Reaccionar por ellos fue motivo de intercambio, por ejemplo, con algunas
mujeres protagonistas de la lucha por el derecho al aborto, y también con
muchos de nuestros compañeros/as de trabajo trastocando –aunque sea por un
rato– la rutina laboral, pero, sobre todo, para promover un conocimiento más
sincero y profundo entre compañeros/as. La revuelta en Irán fue retratada e
interpretada en estas páginas y, gracias a ello, muchas personas donaron para
la Campaña comprando este periódico a precio solidario porque valoran nuestra
independencia. A ello le dedicamos una gran parte de los intercambios, y fue
una buena motivación para donar para amigos/as y conocidos/as que, tiempo
atrás, se identificaban con la izquierda trotskista o militaban por la defensa
de los trabajadores contra la burocracia sindical: comprometerse por la
pacificación contra las guerras requiere de una prensa libre que pueda ofrecer
una mirada alternativa, que pueda rastrear los mejores recursos humanos para
cambiar la vida, apoyando y aprendiendo de las expresiones humanas más
radicales para orientarse mejor en este caos planetario promovido por el
belicismo de los Estados. Aspiramos a que recibir el sostén de tantas personas
que valoran estas páginas pueda ser también una ocasión para que crezca
nuestra propia valoración sobre ellas.
¿Cómo seguimos?
Luego de tres meses de Campaña
tan concentrados tenemos (por lo menos) una buena conclusión, una intuición y
un interrogante. La conclusión es que apelando al protagonismo reflexivo y
activo propio y de los demás, los recursos humanos y materiales para una vida
mejor emergen si nos dedicamos a ello con coraje y humildad, combatiendo a los
Estados y las miserias de la burguesía. La intuición es que con muchas de las
personas que nos sostienen con su aporte y consideraciones podríamos comenzar
un camino de conocimiento más profundo y curioso, recíproco y estable a partir
de la lectura e intercambio sobre nuestro periódico, ayudando a mejorarlo. El
interrogante es… ¿nos lo propondremos seriamente? La respuesta queda abierta,
porque son muchas las cosas que podemos mejorar. Por ejemplo, reflexionamos
poco sobre aquello que las personas nos sugieren y solicitan y, por ende, se
afecta nuestro propio pensamiento y experimentación de las ideas. Tampoco somos
suficientemente coherentes y cuidadosos en promover un intercambio ideal
sobre el periódico con las y los más interesados. Posibilidades de cambiar hay
muchas. Pero hace falta elegirlo con seriedad. Tomemos coraje de la convicción
ideal que animó a decenas de personas a donar y a suscitar la generosidad de
centenares de personas más, recolectando dinero –en medio de la crisis
económica que nos atraviesa– por un compromiso teórico y práctico que aspira a
la construcción de una perspectiva de comunión de mujeres y hombres libres,
unidos por valores alternativos, para ser diferentes en las sociedades
disgregadas donde estamos.u
Camila, Cecilia, Federico y Ana
Dirección de la Campaña