Las
repudiables declaraciones de Sergio Berni contra los organismos de derechos
humanos causaron una justa indignación. Pero, a esta altura, lo que no pueden
causar es sorpresa. El derrotero de expresiones reaccionarias del ministro de Seguridad
bonaerense parece no tener fin: el excarapintada es defensor de la doctrina
Chocobar, responsable de infiltraciones policiales en las luchas, estratega de
la represión para desalojar tierras ocupadas y principal encubridor del asesinato
de Facundo Castro. Lamentablemente, su discurso violentista es compartido por
un amplio sector social. Muchos todavía se preguntan ¿por qué es una de las
figuras sobresalientes del kirchnerismo? Nosotros y nosotras preguntamos ¿por
qué no? “Orden, subordinación y valor” es su lema preferido; la defensa (a como
dé lugar) de la propiedad privada, su valor supremo; la prepotencia de las
armas, su modus operandi; la “verticalidad” contra “los librepensadores”, su
filosofía política. ¿No son todos estos, acaso, pilares de la doctrina
peronista? Más allá de alguna contradicción, no es cierto que el kirchnerismo deba
“tolerar” a Berni: personajes como él son constitutivos de la historia del
peronismo. Prestemos atención: los “derechos humanos” han desaparecido por
completo en el discurso peronista. Con todo, no podemos dejar de señalar que resulta
lastimosa la declaración de los organismos afines al gobierno. La pérdida de
independencia –desde la asunción de Néstor Kirchner– los ha llevado a un sinfín
de posicionamientos más preocupados por defender al gobierno que a las víctimas
de la prepotencia estatal. Nosotros no tenemos ninguna confianza en el Estado,
tampoco en su variante democrática, porque se revela cada día más como un
peligro para la vida y la convivencia de las mayorías populares. Ningún
ministro ni institución de la democracia podrá cambiar este curso general
negativo. Pero personajes como Berni, del mismo modo que antes Patricia
Bullrich, son las expresiones más intolerantes de un totalitarismo democrático
que siempre puede ser más reaccionario, como lo muestran Trump y Bolsonaro. Hacemos
nuestra la exigencia de ¡Fuera Berni! Creemos que la misma se cualifica y
potencia si se la inscribe en una apuesta por la prioridad y la defensa de la
vida, que es inseparable del protagonismo directo de las personas de bien. De
quienes son sensibles al sufrimiento de los más vulnerables, de quienes se
baten por la libertad y la dignidad humanas, por la verdad y la justicia contra
la asesinabilidad de los Estados y sus fuerzas represivas.
COMUNA
SOCIALISTA