El trotskismo y la guerra en Palestina (I): la peculiaridad argentina

Piero Neri

Publicamos, con el acuerdo del autor, este artículo de La Comune 439 (Italia) fruto de una investigación sobre las posiciones de la izquierda en diferentes países sobre Palestina y que nos parece muy útil también para profundizar en la comprensión de la crisis de esas fuerzas en nuestro contexto.

La singularidad del escenario argentino actual no remite solo a la reciente victoria del “liberfacho” Milei, sino también a la histórica presencia de una consistente extrema izquierda de inspiración trotskista. Como la izquierda más en general, también ella vive una alarmante crisis en el plano valorial. La lectura de algunos textos de organizaciones trotskistas argentinas sobre Palestina suscita de inmediato serios interrogantes y preocupación. En primer lugar, impacta que todos los grupos trotskistas consideren a la barbárica y terrorista acción de Hamas del 7 de octubre como parte de la resistencia palestina. De esta manera, aceptan la pretensión de Hamas de representar a los palestinos, de decidir sobre sí mismos, de hacer la guerra cómo y cuándo quieran, de utilizar cínicamente a la población civil para sus propios fines políticos reaccionarios.
La terrible situación en la que se encuentra la población palestina en Gaza y Cisjordania, así como la árabe en Israel, es causada antes que nada por la histórica lógica y práctica genocida y de exterminio del Estado sionista de Israel. Sin embargo, es necesario tener la honestidad y el coraje como para denunciar el peligro que creció a su interior: el aparato teocrático y fascistoide de Hamas.
Hablar de resistencia palestina refiriéndose a lo hecho por Hamas –subrayando que “guste o no, es la dirección de la resistencia”– significa cerrar los ojos ante lo dramático de la situación y callar sobre las graves responsabilidades y crímenes de Hamas. O incluso capitular, como hace el Partido Obrero (PO), que llegó a publicar en su sitio web textos de Hamas sin comentario crítico alguno.
Pero hay más. Pablo Heller del PO afirma en un artículo del pasado 19 de octubre: “Es lícito por parte de los oprimidos –y esto vale también en la lucha palestina planteada– apelar a todos los medios a su alcance. La violencia de los oprimidos no puede juzgarse con los mismos estándares que la violencia del opresor. Por supuesto, en este contexto, es necesario seleccionar las acciones en función de su mérito y conveniencia”.
El Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) criticó justamente al PO por su capitulación ante Hamas. Otros grupos también han intervenido en la polémica. Sin embargo, no encontramos ninguna crítica a las afirmaciones de Heller. Trazan un criterio moral vergonzante que reproduce las lógicas de la opresión: la legitimidad, o no, de la violencia dependería del carácter social de quien la lleva a cabo; si es un oprimido tiene luz verde y la única restricción es su conveniencia y utilidad. En resumen, la violencia es justa si es ejercitada por los oprimidos y es algo útil para la revolución. Si bien es entendida contra las clases dominantes, esta concepción es especular e igual a la del enemigo que se combate. De esta forma, en nombre de la revolución y de las clases oprimidas es posible justificar crímenes y horrendos actos de violencia. Y fueron justificados: no por casualidad, todos estos grupos trotskistas defienden el terror rojo de los bolcheviques y la represión a la comuna revolucionaria de Kronstadt de 1921. Hoy se llega al punto de defender o justificar incluso el 7 de octubre de Hamas.
Las clases dominantes desarrollan cada vez más la guerra y el terror contra la gente común y Gaza es un terrible ejemplo de ello. Por este motivo, es todavía más necesario desenmascarar los casos –también presentes entre la izquierda trotskista– en los que se reproduce una lógica de guerra y de asesinabilidad.