Superpoderes de la negatividad

Por Camilo Sans

Luego del fracaso de la Ley Ómnibus, Milei redobla la apuesta. Pese a no haber conseguido los superpoderes, en los hechos gobierna como si los tuviera, casi sin contrapeso del resto de la oposición, que lo critica y a veces lo enfrenta discursivamente, pero que termina cediendo en nombre de la “gobernabilidad” con la expectativa de que Milei se caiga por su propio peso sin tener que ensuciarse las manos. Sigue vigente el DNU y el nefasto protocolo represivo de Patricia Bullrich, los empresarios continúan aumentando los precios sin parar y Petovello no cesa en su ataque hacia los más desprotegidos. La ministra, con la excusa de combatir la corrupción, dejó sin alimentos a los comedores y sin medicamentos a las personas con enfermedades crónicas –recordemos que falleció un paciente por falta de tratamiento oncológico. Mientras la burguesía financiera hace su negocio y festeja la pretendida estabilidad económica, se agravan las condiciones de vida de las mayorías.
Estos ataques tienen su correlato y sostén en la batalla (in)cultural del presidente que imita a sus amigos Trump y Elon Musk y se dedica a atacar a cualquiera que piense distinto por las redes, revelándose como un alienado preso de las tecnologías ligeras. No promueve ninguna visión del mundo alternativa, sino que, por el contrario, es la expresión más palmaria de la decadencia de la cultura burguesa y los valores en que se sustenta. Su idea de libertad no es más que la elevación al paroxismo de la libertad individualista del ciudadano, plasmada en las cartas constitucionales de los Estados democráticos, que cada vez más muestra su incompatibilidad con cualquier idea de bien común y de posible convivencia humana mejor.
Su agresión más reciente, que muestra que la democracia ya no representa ningún freno a la barbarie, se dirigió hacia las personas con síndrome de Down. Frente a semejantes brutalidades, no compartimos el relativismo de quienes consideran –como el PTS– que su verborragia tuitera es solo una cortina de humo para distraernos de la realidad económica. La violencia, la lógica de la revancha y la idea de libertad de discriminar y oprimir a los más débiles se traducen en el ataque de las fuerzas del orden a las movilizaciones populares y en el aval a la prepotencia de los poderosos que, como Gerardo Morales, encarcelan a dos personas por tuitear en su contra. Para la gente que busque rescatarse de los desvalores que estos personajes representan y ponerle un freno al autoritarismo liberticida de Milei y de las derechas, es urgente organizarse de manera independiente, también a la hora de cuidarnos y defender nuestra integridad.