Esta reacción podrá ser mejor si se piensa en la perspectiva de la conquista de una independencia respecto de las lógicas de la política pero también de las cúpulas sindicales. Porque defender los derechos más elementales es algo que necesita de nuestro protagonismo reflexivo sobre cuestiones más profundas. Activarnos juntos, sin tutelas, puede contribuir a quebrar el anonimato que impera en la mayoría de los ámbitos laborales, a conocerse entre compañeras/os de trabajo mientras se defienden los puestos y los derechos –pensando especialmente en la situación de nuestras compañeras, en general las más damnificadas–, a escucharse e intercambiar en común, a recuperar un sentido de cooperación, solidaridad y ayuda mutua, a promover ámbitos de base asamblearios. Esto, que implica humanizar las relaciones entre trabajadoras y trabajadores, solo puede ser posible si lo intentamos desde abajo y por fuera de las burocracias. Estas últimas tienen sus propios intereses mezquinos que obturan estas necesidades urgentes que tenemos, las cuales pueden darnos mayor estabilidad y fuerza para derrotar a los opresores. En síntesis, nuestro protagonismo directo solidario y unitario puede ser así la mejor garantía para hacer frente a la ofensiva estatal-patronal.
Paremos todas y todos en defensa de la vida, la dignidad y el bien común.
Por un protagonismo independiente y solidario desde abajo, con asambleas e instancias de reflexión tomadas en nuestras propias manos.
Abajo la Ley Ómnibus y la reforma laboral.
Construyamos un Frente Único contra la derecha reaccionaria y liberticida.
08/05/24
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