La cruz del pueblo palestino

Compartimos y hacemos propia la declaración de La Comune online (Italia) sobre las manifestaciones en Palestina que están siendo brutalmente reprimidas por el Estado de Israel

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Debemos hacer de todo para asegurarnos que los palestinos no regresen jamás, las viejas generaciones morirán y las jóvenes se olvidarán”, afirmaba David Ben-Gurion en 1948. Los palestinos conocen en carne propia este innoble y criminal argumento que, desde la fundación del Estado sionista de Israel, perdura desde hace casi 70 años. Lo conocen bien los jóvenes de la Franja de Gaza que –mientras escribimos– siguen con las manifestaciones de protesta en ocasión del Día de la Tierra del 30 de marzo, el Yom al-Hard, que conmemora una de las tantas masacres israelíes. Al mismo tiempo, el Día de la Tierra nos recuerda del derecho de los palestinos a retornar a sus propios hogares, a su tierra, a los lugares de los que 700.000 han sido expulsados en 1948. Muchos de ellos –que actualmente representan más de un millón y medio de personas– todavía viven en los campos de refugiados de Jordania, Líbano y Siria conservando las llaves de sus casas a modo de  símbolo. Al-awda, el derecho al retorno, es en primer lugar un imperativo moral cuyo fundamento antropológico radica en los sentimientos y en la memoria de todo ser humano.


El derecho al retorno fue incluso confirmado por una de las innumerables resoluciones de la ONU –la 194 de 1948– pero es papel mojado para un Estado cuyos gobernantes, desde su fundación, han soltado declaraciones criminales. Desde ese momento actúan en consecuencia y justifican sus crímenes evocando el Holocausto, la seguridad o el antisemitismo. Desde ese entonces, al pueblo palestino le es negado el anhelo de dignidad, de libertad y de vida todos los días. A Israel todo se le consiente, o –en el mejor de los casos– se lo justifica como hizo inmediatamente el gobierno de EE.UU frente a esta enésima masacre. Una masacre anunciada, posicionando centenares de francotiradores, carros armados y drones contra manifestantes jóvenes y ancianos, mujeres y niños. Las 14 víctimas, los miles de heridos (algunos de ellos graves) han sido definidos como “terroristas” bajo el pretexto de que por delante o detrás de estas manifestaciones está Hamas. Sin embargo, la mayor parte de los manifestantes son, en primer lugar, jóvenes que ya no soportan vivir encerrados en esa franja de tierra que no es otra cosa que una prisión al aire libre, de la cual muchos sueñan con poder salir para experimentar el derecho a la libertad, no así para abandonar la tierra más amada: Palestina. Para Israel, los “terroristas” son los centenares de mujeres y niños, ancianos y adultos, que acampan en las inmediaciones de la frontera y que se proponen permanecer allí por seis semanas hasta el aniversario de la Nakba, aquel 15 de mayo fatal de hace 70 años, cuando a los palestinos se les obligó portar la cruz de un feroz Estado de ocupación que continúa impune para matar, expulsar y negar el derecho a vivir en Palestina.


 Fabio Beltrame


31/03/2018


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