Abajo el pacto de sumisión al FMI
Millones de trabajadores, hermanos inmigrantes, desocupados, jubilados, cuentapropistas. En definitiva, las personas comunes que en todo el país soportamos cada día los mazazos de un gobierno que, como todos, descargan un mix de ajustes, tarifazos, palos y balas, es decir, su furia patronal desde las alturas de los Estados que controlan.
De nosotros depende.
¿Seguiremos aceptando los mitos de perpetuación en el poder creados por nuestros mismos verdugos, los inmorales de la política y del empresariado, de que en última instancia habría que tolerar cada padecimiento a la espera de superar una más de las “crisis cíclicas características de la Argentina”?
¿Seguiremos justificando las fechorías de unas u otras bandas, sean populistas o neoliberales, suponiéndonos protagonistas por alinearnos políticamente a sus respectivos y decadentes argumentos? ¿A qué se debe que muchos de los que no llegan a fin de mes se traguen el sapo de que “antes pagábamos poco”, asimilando la lógica patronal de que los servicios esenciales deben ser rentables para minorías ricas que, de esta manera, nos expropian la vida a la vez en los lugares de trabajo y en nuestras viviendas?
A partir del “pacto” anunciado con el FMI que nos terminaría de “hacer volver al mundo” ¿Lloverán las milagrosas inversiones que se “derramarán en toda la sociedad” creando empleo genuino, cerrando el agujero fiscal, frenando las corridas cambiarias y premiando el esfuerzo personal y el “emprendedurismo”? ¿O lloverán los vetos y las botas, la prepotencia institucional, policial y social, para frenar a quienes, desde diferentes subjetividades y tradiciones, rechacemos el enésimo ajuste macrista?
Los humanistas socialistas creemos que ha llegado el momento de elegir el propio punto de vista, las propias categorías y los propios ámbitos por parte de quienes, entre los sectores populares, intentan sustraerse a semejante injusticia. Haber tomado prestadas las visiones, aspiraciones y calendarios de la burguesía, ilusionándose con ocupar y gestionar sus mismas instituciones (verdaderos edificios de la opresión), ha fracturado definitivamente a las sociedades, de arriba hacia abajo. El egoísmo, el relativismo moral, la violencia social y la impunidad son solo algunas de sus más dañinas expresiones. ¿Cuántos funcionarios responsables de verdaderos crímenes de Estado han caído en el Brasil de Temer, en la Argentina de Macri-Bullrich-Chocobar, en la Venezuela de Maduro o en la Nicaragua de Ortega? ¿Cuántas Michelle, Maldonado o Nahuel continuaremos a lamentar?
Unámonos desde abajo. Pongamos en el centro la solidaridad directa y recíproca entre las personas, sin delegarla en instituciones ni en burócratas sindicales. Construyamos Coordinadoras o Comités locales para discutir cómo garantizar el agua, el gas y la electricidad para todos, sin excepciones, así como decidir los propios métodos para defenderse de las posibles represalias del Estado patriarcal, racista, monopolista, democrático y totalitario.
¡Abajo el acuerdo con el FMI!
¡Anulación de los despidos, de los tarifazos, del techo salarial y de la reforma laboral!
¡Fuera Bullrich, abajo la “doctrina Chocobar”!
¡Por Comités barriales antitarifazos, antirrepresivos y antirracistas!
¡Unidad, Solidaridad, Independencia!
9/5/2018
COMUNA SOCIALISTA
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