Solidaridad desde abajo contra el frío de la política y su miseria moral






En los últimos
15 días, cinco personas han muerto en diferentes puntos del país a causa del
frío. Una de ellas fue Sergio Zacarías, de 52 años, que falleció mientras
dormía a unas pocas cuadras de la Casa Rosada.





Cualquiera que
vive, trabaja, estudia o anda de paso por la Ciudad de Buenos Aires (sólo por
hablar de ella) percibe que hay más personas en situación de calle y las cifras
lo ratifican. Mientras que los datos oficiales del gobierno de Rodríguez
Larreta y Santilli mienten al decir que son un poco más de mil, las
organizaciones sociales y la Defensoría del Pueblo sostienen que son 7250
personas, incluyendo casi 900 niños. La encuesta demuestra que creció en un
cuarto la cantidad de gente que vive a la intemperie en los últimos dos años,
mientras que nada menos que la mitad de los censados afirman que se quedaron en
la calle por primera vez en sus vidas. Naturalmente dichas personas son las más
expuestas a las situaciones de violencia, al odio y a los ataques de la policía
y de vecinos insensibles y, desde ya, al frío.





Afortunadamente,
estos días también están demostrando que, cuando hay necesidad, la gente común
responde con solidaridad y generosidad. Además de los/as voluntarios/as que
reparten ropa, abrigo y comida caliente, buenos ejemplos han provenido del club
River y de la Red Solidaria de Juan Carr quienes abrieron las puertas del
estadio para que unas cuantas personas pudieran pasar la noche allí. Esta
reacción fue seguida por otros clubes y muchas personas se acercaron a ellos para
llevar donaciones.





¡Qué gran
contraste que hay entre estas muestras de solidaridad y humanidad y la actitud
de los políticos y sus lacayos y siervos voluntarios! Mientras esto sucedía, el
macrismo –lejos de intentar aparentar un apoyo, aunque sea hipócrita– denunció
la iniciativa de Carr y D’Onofrio por considerarla una maniobra política que
los dejaba en evidencia. Fernando Iglesias habló de “opereta K” y el actor Juan
Acosta de perversidad, porque el frío “existió de siempre”… Comentarios de una
gran insensibilidad e inmoralidad, además de que los políticos, los empresarios
y los poderes opresivos en su conjunto son los directos responsables de la
miseria y los dramas que viven las mayorías populares.





Lo que está sucediendo puede alentar una reflexión preciosa acerca del valor de la solidaridad y de cuánto se contrapone con la mezquindad de la política democrática y de los políticos. Mientras que estos últimos son indiferentes y hostiles frente a estas señales de altruismo desde abajo, la solidaridad defiende la vida y puede contribuir a mejorarla, incluso materialmente (gracias a esta generosidad, en las últimas noches no se han reportado nuevas muertes, por lo menos por ahora). La solidaridad es útil tanto para el que la recibe como para el que la propone y la ofrece, algo que puede ser el primer paso para vencer la indiferencia de estas sociedades golpeadas, dominadas por poderes opresivos decadentes e inhumanos, donde las personas se piensan y se sienten ajenas y extrañas entre sí. ¿Podemos pensar en estas señales que provienen desde abajo, insuficientes pero positivas, para desarrollarlas, sostenerlas y hacerlas crecer, por ejemplo mediantes colectivos solidarios independientes? ¿Podrá ser un inicio para mejorar nuestra vida en común, como protagonistas de un cambio concreto desde ahora?