Golpe de estado en Bolivia. En defensa de los sectores populares, contra la derecha violenta y racista



En el día de ayer se consumó un golpe de estado en Bolivia realizado por la derecha “cívica” en sociedad con la policía y las fuerzas armadas.
Esto no habría sido posible sin la huida indigna de Evo Morales de la presidencia, quien no se atrevió a convocar a la gente común a que se manifestara en contra del golpe, por temor a que la movilización se tornara incontrolable para el mismo régimen. Parafraseando al historiador socialista revolucionario Milcíades Peña, el régimen “se desvanece sin combate y sin honor”.

Nunca nos identificamos con Evo Morales, mucho menos nos mueve la confianza en las instituciones democráticas –siempre opresivas–, pero rechazamos lo sucedido porque ahora se cierne un peligro mayor sobre los indígenas, las mujeres y los sectores populares de Bolivia (algo que en realidad ya comenzó a concretarse): la violencia y el revanchismo de minorías racistas y reaccionarias que buscan poner orden en la sociedad y desean un país donde impere el egoísmo social y la negación de sus pueblos originarios. Y no están dudando en golpear, torturar y disparar contra la gente para lograrlo, como en Chile. No lo podemos aceptar. Con el racista profesional de Camacho ocupando ilegítimamente y con la protección de las Fuerzas Armadas las oficinas del Palacio del Quemado –mientras su socio, el presidente Piñera, dispara a matar contra las movilizaciones en Chile– se evidencia la estafa del discurso “moderno”, “civilizado” y respetuoso de las instituciones.
A su vez, el proyecto populista de Evo Morales fue incorporar a los pueblos originarios a la lógica de poder sofocante y negativo en lugar de promover el crecimiento de la solidaridad directa de los de abajo, así como agregaciones humanas independientes de la histórica incultura belicista, racista y patriarcal de los poderosos.

La política democrática está atravesando una fase de decadencia particular, definitiva, bien visible. Todo lo humano le es ajeno, y esto ya no es tolerado por la gente que busca vivir mejor, más allá de sus contradicciones. Lo que tiene para ofrecer es, cada vez más, asesinabilidad y represión, incluso apelando a la vieja receta de los golpes de estado. Esto representa un enorme peligro para nuestra gente. Se hace necesaria una movilización independiente del Estado y de las burocracias sindicales en donde la protagonista sea la gente común. Por nuestro propio bien y por el bien de nuestros/as hermanos/as bolivianos/as, tenemos que dejar de confiar inmediatamente en los líderes democrático-totalitarios y populistas si queremos defendernos contra los ataques de las minorías racistas, explotadoras y violentas. ¡Toda nuestra solidaridad con la gente común en Bolivia! ¡Quiten sus manos de los sectores populares! ¡Basta de violencia y abusos!
11-11-19


NOS MOVILIZAMOS EL 11/11 A LAS 13 HS 
DEL OBELISCO A LA EMBAJADA DE BOLIVIA