El trabajo que hace falta


Por estas horas hay más de setecientos infectados y unos 19 fallecidos en el país por coronavirus que, desde hace ya unos días, entró en la fase de “circulación comunitaria”. Junto con la cuarentena general, es necesario no bajar la guardia con las medidas de precaución. Pero, además, es bueno reconocer a quienes están en primera línea en la obra de prevención y cuidado: los médicos y trabajadoras/es de la salud. A los poderes opresivos les gusta ponderar a los miembros de las fuerzas represivas (causantes de muchos abusos por estos días) pero son aquellas y aquellos en primer lugar los que tienen hoy más trabajo, una labor en la mayoría de los casos impulsada por una auténtica vocación hacia el prójimo pero en la que deben  padecer por la falta de insumos e inversión. Un caso emblemático fueron las denuncias de los profesionales del Instituto Malbrán, muchos de ellos con contratos precarizados y mal pagos. Los/as médicos/as y enfermeras/os son los primeros expuestos a posibles contagios, también porque muchas veces les toca desempeñarse sin las debidas condiciones de salubridad, y además están expuestos a otros tipos de riesgo: ahora se sabe que los médicos de Wuhan, los primeros en advertir la existencia del nuevo virus a fines del año pasado, fueron acallados por el régimen chino. Especialistas y epidemiólogos tampoco son lo suficientemente escuchados por los líderes democráticos, cuyas iniciales subestimaciones e irresponsabilidades contribuyen a explicar la veloz difusión de la pandemia en Europa y ahora, con mucha fuerza, en los EE.UU. Preocupante es también la política decidida por el neofascista Bolsonaro al grito de “¡Brasil no puede parar!”.
Volviendo a nuestro contexto local de cuarentena, también es justo reconocer a los miles de trabajadores y trabajadoras que desempeñan funciones importantes e inaplazables, desde las cajeras de los supermercados hasta los encargados de la limpieza urbana. Seamos todos/as solidarios/as y colaborativos/as, además porque sabemos muy bien que las patronales anteponen sus ganancias a la seguridad y la salud de sus empleados. Apoyamos todos los reclamos y exigencias salariales y de condiciones higiénicas en los lugares de trabajo. Quizás por estos días también podamos apreciar y aprender más aún de la enorme y vital labor cotidiana que supone el cuidado y la atención a las personas y los espacios y la organización del tiempo en beneficio de todas/os. Tareas que, en primer lugar, desarrolla desde siempre el género femenino, de manera silenciosa, no remunerada y ni siquiera gratificada, sometida a las reglas patriarcales. Humanizar, desafiarnos, cambiar para mejor, también quiere decir esto.

I.R.