Se
cumplieron cuatro días de la cuarentena. Más allá de la obligación de hacerla,
auspiciamos que sean días para promover el cuidado y la atención hacia las y
los demás y hacia nosotros mismos. También que los brotes de solidaridad que se
están dando a conocer –como el de los docentes y estudiantes de distintas
provincias que están elaborando alcohol en gel para donar a quienes más lo
necesiten– sean ocasión para reflexionar acerca de cuánto nos necesitamos siempre
los unos a los otros. La distancia física obligada pone en evidencia, por
ejemplo, que los seres humanos somos biológicamente inseparables y que estamos
materialmente vinculados. Esta elemental constatación podría ser un principio
para pensar en cómo mejorar ese inevitable enlazamiento entre todas y todos,
rechazando y combatiendo el individualismo, el racismo o cualquiera de las
ideologías mortíferas que lo niegan.

Además,
a lo que sí tenemos que estar muy atentos es a la probable brutalidad policial,
sobre todo contra quienes están más expuestos, como quienes viven en las
calles, en los barrios más humildes y la juventud. El gobierno ha otorgado un
gran poder a instituciones de probada tradición en las violaciones a los
derechos humanos. Frente a eso: mucha atención, hacerlo notar inmediatamente a
las y los vecinos y denunciarlo.
M.C.