Hace
algunas horas, la policía bonaerense reprimió a los trabajadores del
frigorífico Penta de Quilmes que estaban reclamando por salarios impagos y el
cierre impulsivo de la planta, justo en estos momentos de tanta incertidumbre.
Este hecho lejos está de ser una excepción.

Se
corre el riesgo de que, ante esta situación inédita de pandemia, los Estados
del mundo pretendan incrementar la represión y el control sobre la población
utilizando todos los medios a su alcance. Aquí tenemos a la ministra de
seguridad Frederic que dice que se están desarrollando tareas de
“ciberpatrullaje” con el fin de “evaluar el humor social”. ¿Qué quiere decir
esto?
En
esta situación de excepción, las fuerzas represivas muestran su verdadera cara.
Con respecto a la Argentina, estos casos hablan a las claras de los lazos de
continuidad entre el régimen democrático actual y la genocida dictadura
militar, algunas de cuyas prácticas no eran muy distintas a algunas cosas que
hoy vemos con estupor. Son hechos graves e inaceptables que deben ser
condenados con claridad antes de que se produzca una escalada mayor.
Ignacio Ríos
09-04-20