Basta de abusos policiales



Hace algunas horas, la policía bonaerense reprimió a los trabajadores del frigorífico Penta de Quilmes que estaban reclamando por salarios impagos y el cierre impulsivo de la planta, justo en estos momentos de tanta incertidumbre. Este hecho lejos está de ser una excepción.
Gracias a las denuncias de tanta gente y la importante labor de diferentes organismos, como Correpi, nos hemos enterado de una gran cantidad de abusos policiales durante estos días de cuarentena. En todo el país hay casos de golpizas, torturas en comisarías, retención ilegal de los documentos de identidad, humillaciones como las de obligar a realizar flexiones y cantar el himno nacional, detenciones arbitrarias solo para elevar las estadísticas de los operativos y mantener llenas las insalubres comisarías y hasta disparos con armas de fuego. No se trata de que las fuerzas de seguridad quizás están poniendo demasiado celo en la aplicación del decreto de cuarentena contra los irresponsables (que los hay): son manifestaciones del odio que ellos tienen contra la juventud de los barrios populares, contra las mujeres que se atreven a denunciar abusos, contra los/as trabajadores que defienden su dignidad y contra la gente común en general que se anima a filmar un atropello o se queja porque no se están cumpliendo las medidas sanitarias en determinado lugar.
Se corre el riesgo de que, ante esta situación inédita de pandemia, los Estados del mundo pretendan incrementar la represión y el control sobre la población utilizando todos los medios a su alcance. Aquí tenemos a la ministra de seguridad Frederic que dice que se están desarrollando tareas de “ciberpatrullaje” con el fin de “evaluar el humor social”. ¿Qué quiere decir esto?
En esta situación de excepción, las fuerzas represivas muestran su verdadera cara. Con respecto a la Argentina, estos casos hablan a las claras de los lazos de continuidad entre el régimen democrático actual y la genocida dictadura militar, algunas de cuyas prácticas no eran muy distintas a algunas cosas que hoy vemos con estupor. Son hechos graves e inaceptables que deben ser condenados con claridad antes de que se produzca una escalada mayor.

Ignacio Ríos
09-04-20