
Sin embargo es necesario divisar otras
señales en el horizonte. A pesar del discurso furiosamente reaccionario de Bolsonaro y sus partidarios, hay mucha gente
que se dispone a ayudar a quienes más lo necesitan. Algunas mujeres,
organizadas por su cuenta en la asociación “Mujeres de Paraisópolis”, preparan
miles de platos de comida por día para los hogares necesitados de aquella
favela de San Pablo. Artistas de renombre, como Gilberto Gil, Chico Buarque o
Caetano Veloso, alientan donaciones para la gente que vive en la calle, protagonizan
campañas de denuncia contra la deforestación en el Amazonas y también apoyan
las medidas de ayuda para el golpeado sector de la cultura. Los ingresos de sus
shows, transmitidos por internet, son donados para la gente de las favelas. Es
cierto: nada de esto es resolutivo y el desarrollo de los acontecimientos es en
general problemático, pero saber que no todo es oscuridad en el panorama
brasileño es una base para una posible perspectiva de rescate y de mejora para
las personas bien dispuestas y disponibles.
Ignacio Ríos