El día sábado 6 de junio salió publicado
en Página/12 un artículo de Luis Bruschtein llamado “Macri, Bullrich y la
herencia policial”. Ante la acumulación de casos de abuso de las fuerzas de
seguridad, algunos de ellos gravísimos (los supuestos suicidios en las
comisarías de San Luis, el fusilamiento de Luis Espinoza en Tucumán, el ataque
a la comunidad qom en Chaco), el subdirector del diario oficialista echa la
culpa a la herencia de los cuatro años de macrismo. Como sabemos, Macri,
Bullrich y su banda han sido los responsables de la muerte de Santiago
Maldonado y Rafael Nahuel y los difusores de un discurso favorable al gatillo
fácil mediante la “doctrina Chocobar”. Pero utilizar ese argumento para dejar
al gobierno resguardo de estos crímenes y quitarle responsabilidad histórica al
peronismo (además como si la violencia policial se hubiera originado con Macri)
es un argumento tan cínico como barato.

A propósito de memoria, el artículo de
Bruschtein tiene además el objetivo de dejar al resguardo al peronismo, no solo
al gobierno de Alberto Fernández sino al de los Kirchner y más allá aún. Si los
macristas tuvieron la “doctrina Chocobar” en sus cuatro años de gobierno, los
peronistas tienen la suya en los más de treinta años (y contando) que
estuvieron al frente del Estado argentino: entrada libre a los nazis en la
posguerra, palos para los trabajadores independientes y persecución a los
agrupamientos antiburocráticos y los opositores de todo tipo y tenor, creación
de las mafias sindicales patoteras, represión a los pueblos originarios, autoritarismo
caudillista y militarista, verticalismo estatista, intentos de cooptación hacia
el movimiento obrero, hacia las mujeres y hacia la juventud, la Triple A,
indultos a los genocidas, desaparecidos/as en democracia, cobijo para la
policía del gatillo fácil y las redes de trata, sociedad y amistad con los
mafiosos gobernadores del interior y los barones del conurbano, Maxi y Darío,
Fuentealba, Arruga…
El peronismo logró legitimar el sistema estatal a los ojos
de los sectores populares en este país y fue quien más buscó, junto a los
regímenes militares, poner orden en la sociedad recurriendo a los palos y a las
balas cuando fue necesario, y cuando la iniciativa de los de abajo escapó a su
control.

Seguiremos reflexionando sobre el
peronismo en este espacio y en otros. Pero es necesario decir la verdad y no
aceptar las mentiras del gobierno y de los medios de comunicación afines, que
así están encubriendo crímenes. Ahora,
en el pasado y lo seguirán intentando en el futuro.
Ignacio Ríos