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Megalópolis, terreno de emergencia
En tiempos de pandemia, cuando debemos
tomar numerosas precauciones, podemos reflexionar acerca del significado de
vivir en grandes concentraciones urbanas, como lo es la región metropolitana de
Buenos Aires (o AMBA) con sus casi 15 millones de habitantes. Las megalópolis
son un fenómeno típico de la vida bajo el sistema y un rasgo muy marcado de
nuestro continente, que cuenta con dos de las regiones metropolitanas más
pobladas del mundo (San Pablo y Ciudad de México). En gran medida constreñida
por la miseria y la explotación ejercida por los poderes opresivos, el 80% de
la población latinoamericana vive en algún área urbana y nada menos que un
cuarto lo hace en asentamientos precarios de las periferias (villas miseria,
favelas, etc.). Estas enormes urbanizaciones quebraron hace ya bastante tiempo
toda medida humana razonable, tal como se siente en los tiempos de traslado, la
contaminación, la higiene, la salud mental y, por supuesto, en las mayores
chances de difusión de enfermedades. No hay duda de que el nivel de
hacinamiento, junto con la disgregación de las sociedades mismas, el
individualismo y la irresponsabilidad estatal, han contribuido a que las
grandes ciudades, aquí y en todo el mundo, sean terreno fértil para la difusión
del Covid-19. Una muestra suplementaria de que el mundo creado por los
opresores nos somete a las peores condiciones. El cuidado de la vida, la
búsqueda de cooperación y la atención recíproca que, hoy en día, tanto debemos
activar puede ayudarnos a imaginar nuevas formas de vivir mejor en común,
tratando de no adaptarnos a las lógicas, ritmos y tiempos de las sofocantes
megalópolis.
I.R.