Afganistán: tragedia, farsa, fiascos

 

Por Giovanni Marino.


El 18 y 19 de febrero, ha habido una cumbre de la OTAN sobre Afganistán. El encuentro tuvo en cuenta la imposibilidad de respetar el acuerdo de Doha, deseado fuertemente por Trump, firmado hace un año por los representantes de EE.UU. y de los talibanes. Este preveía la retirada de las tropas extranjeras del país para el próximo 1 de mayo, pero hoy esto significaría simplemente certificar la derrota de una poderosa alianza militar, el fiasco de veinte años de guerra, ocupación, diplomacia y política: un precio demasiado alto para una democracia en plena decadencia.
Han pasado casi veinte años desde que una amplia coalición internacional, capitaneada por Washington, invadiera Afganistán con el objetivo declarado de liberarlo del control feroz y patriarcal de los talibanes que habían permitido convertirlo en una base para los terroristas de Al-Qaeda, pero hoy el terrorismo de matriz islámica opera en muchas provincias del país y, por otro lado, está en gran medida bajo el control de los talibanes. La presencia aún hoy de 10 mil militares extranjeros (incluidos los italianos) no ha impedido en modo alguno los atentados terroristas y las ofensivas militares de los talibanes que, solo en el 2020, provocaron 3 mil muertos y 5 mil heridos entre los civiles. El exterminio de inocentes continúa; los ejércitos invasores no han “exportado la democracia” ni mucho menos liberado a las mujeres, pero igualmente han decidido quedarse.

23/02/21