Ataque racista al Lof Quemquemtrew (Río Negro): Elías Garay. Otro mapuche más víctima del odio racista

Por Camilo Sans.

Ayer, a días del cuarto aniversario del asesinato de Rafael Nahuel, fue asesinado Elías, un joven mapuche que se encontraba en el Lof Quemquemtrew, una toma de tierras que se encuentra cercada por fuerzas represivas provinciales y nacionales (recordemos el envío de efectivos por parte de Alberto Fernández) que recientemente llevaron a cabo una brutal represión. Además, otro joven fue herido de gravedad en el abdomen. Si bien por ahora no está clara la identidad de los autores materiales del hecho (hay versiones que indican que serían dos cazadores), está clara la responsabilidad de las fuerzas represivas, ya que para acceder a la zona (totalmente cercada) es necesario atravesar varios retenes.

Este crimen se da en el marco de una escalada represiva que se está acelerando desde la campaña electoral. Es elocuente que en menos de una semana se hayan registrado, además del de Río Negro, dos episodios más que terminaron con víctimas fatales (Lucas González asesinado a balazos en Barracas y Alejandro Martínez asfixiado por la policía en San Clemente). Como señalamos en Comuna Socialista 65, esta escalada es promovida por los integrantes de un verdadero “Partido del Orden”, transversal a todo el arco político y que cuenta con personajes como Berni, Bullrich, López Murphy, Pichetto, Espert y Milei y con un aparato mediático siempre dispuesto a difundir su odio y sus mentiras, como sucede con las comunidades mapuches que luchan por sus derechos, continuamente acusadas de terrorismo sin ninguna prueba. Al respecto, también es preocupante el resultado de las elecciones en Chile, en las que el candidato de ultraderecha Pedro Kast quedó primero, con el 28% de los votos, con un fuerte apoyo en la Araucanía, región en la que se concentran la gran mayoría de los conflictos mapuches en Chile.

Frente al aumento de la represión, es fundamental promover una reacción solidaria entre las personas más sensibles para que salga a la luz la verdad y que los responsables (materiales y políticos) sean juzgados. No podemos albergar esperanzas en la acción de la justicia ni de ninguna institución estatal -cada vez más garantes de la impunidad- para frenar esta escalada. Unirnos en defensa de la vida es más que nunca necesario.