Democracia criminal: ¡basta de matarnos!

Compartimos la declaración de la corriente de jóvenes humanistas y solidarios Espartaco

Democracia criminal: ¡basta de matarnos!

Basta. Está claro: lo que “se escapa accidentalmente” en cada caso de gatillo fácil es que para la democracia, populista o liberal, la vida de las/os jóvenes no vale nada.

Van a la Plaza de Mayo a hablar de “derechos humanos” mientras su policía nos mata en Miramar, como pasó el viernes con Luciano. Dicen que la violencia institucional “es cosa del pasado” mientras nos persiguen, nos atropellan y nos matan como a Agustín, de 15 años, en General Rodríguez. Proyectan una Secretaría de la Juventud para “fomentar el desarrollo integral de los jóvenes”, cuando lo único que hacen es hostigarnos, discriminarnos y criminalizarnos constantemente y solo expresan odio antijuvenil, racismo y afán de disciplinamiento. ¡Y encima nos reprimen cuando salimos a las calles a pedir que ya “¡dejen de matarnos!”!

En este panorama, ¿les sorprende que nos asustemos cuando la policía nos quiere parar, revisar o detener? Si sabemos el riesgo que corremos y que, llegado el caso, ni los medios mentirosos ni la justicia corrupta van a estar de nuestro lado... ¡Basta! Que no nos vengan con cuentos: los principales criminales son ellos, los poderosos. Y esto, a nosotros, ¿nos da igual? ¿Vamos a ser indiferentes?

Frente a la represión policial creciente, y frente al giro a la derecha de la sociedad, defender la vida depende de nosotras/os mismas/os

Eso empieza por unirnos entre las/os jóvenes más solidarios, informarnos, no ser ingenuos y reaccionar juntos, contagiándonos de la empatía, la solidaridad y la dignidad que expresan los amigos y familiares de las víctimas.

Si nos asumimos un mayor compromiso en nuestras relaciones y en los grupos de los que formamos parte, podemos hacer la diferencia dentro de este contexto decadente. A 20 años del 2001, podemos inspirarnos en las mejores expresiones de protagonismo y solidaridad de quienes se unieron en las asambleas populares y cooperaron para enfrentar juntos la crisis, para defenderse mejor de la policía y, en primer lugar, para vivir sus relaciones de manera novedosa y más benéfica.