El atentado
sufrido anoche por Cristina Fernández es un hecho gravísimo que merece nuestro
enérgico repudio. La vida de esta líder del peronismo y referente para millones
de personas ha estado seriamente en riesgo en el momento en que un hombre
armado pudo acercarse hasta ella y gatillarle a pocos centímetros de su cabeza.
Un evento tan violento a la vista de todos pone de manifiesto la peligrosidad
creciente que acecha la vida de cualquier persona.
El agresor
de la vicepresidenta declararía simpatías neonazis que, en diversas partes del
mundo, están recobrando fuerza. Además, líderes de ultraderecha con expresiones
claramente racistas, misóginas o directamente fascistoides tienen gran peso
social y político o han llegado al poder, como es el caso de Bolsonaro o, años
atrás, de Trump. Estas expresiones surgen de las mismas entrañas de las
democracias porque extraen linfa de la lógica bélica y del odio que anida en
este intento burgués de administrar el dominio y la opresión. Las democracias
logran cada vez menos involucrar a las mayorías en algunos míseros beneficios,
o en la participación activa en sus instituciones decrépitas y evidentemente
ineficientes, pero es parte de su decadencia la difusión entre la gente de los
desvalores más retrógrados del típico espíritu burgués: la lógica de rapiña, la
competitividad, el desprecio hacia los demás, la ostentación de la fuerza como
sustento del poder. Todas las fuerzas políticas burguesas democráticas
argentinas –populistas, liberales y “libertarios”– expresan esta decadencia
inmoral y perniciosa para la vida de la gente común. Los llamados “discursos
del odio” son una manera superficial en la que se evidencia el carácter cada
vez más inhumano de la política democrática, que hemos denunciado en diversas
ocasiones.
Hoy, más
que nunca, es fundamental poner en primer lugar la defensa de la vida. Pero la
política necesita alimentarse de la división y justificarse en la confrontación
para compactar en torno a lo que más le interesa: seguir oprimiendo, explotando
y beneficiando a unas minorías. Por eso no puede defender la vida como
principio supremo y necesita negar y distorsionar los mejores recursos de los
que disponemos las personas. Recursos que son primarios y vitales para cambiar,
para pacificarnos desde abajo, para ser protagonistas de una vida mejor de
manera directa e independiente de las instituciones, basándonos en la empatía,
la simpatía, la solidaridad, la amistad, la unión como motivo de fuerza íntima
y expansiva; combatiendo el odio, la violencia, la opresión, la represión y a
los neofascismos crecientes.
Entendemos
el sentimiento de las personas más sensibles y las buenas intenciones de
algunas y algunos de los que quieren movilizarse hoy, pero creemos que la
marcha convocada por el Frente de Todos y otros sectores afines al peronismo no
es en defensa de la vida, sino un acto partidario con fines electorales que
permitirá compactar a gran parte de los responsables de los sufrimientos de las
grandes mayorías. Por eso Comuna Socialista no participará. Pero seguiremos,
cada día, comprometidos activamente por la pacificación de las personas desde
abajo, contra la prepotencia y la violencia de las instituciones, contra el
racismo, el machismo, la represión, las injusticias y la discriminación.
Continuaremos buscando el encuentro con las personas comunes y más
voluntariosas (seguramente algunas se movilizarán el día de hoy) para construir
con ellas mejores relaciones humanas y ámbitos colectivos inspirados en el bien
común.
2 de septiembre de 2022, 12:00 hs
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