➺ I.R.
Después de la
alocada represión de la semana pasada en el partido entre Gimnasia y Boca en La
Plata, algunos se preguntaban qué iba a decir el gobernador de la provincia
Axel Kicillof respecto de Sergio Berni, el responsable detrás de todas las
salvajadas de la bonaerense. Y, como se preveía, Kicillof salió a bancarlo
fuertemente, como también había hecho ante el asesinato de Facundo Astudillo
Castro o en el brutal desalojo a la ocupación de Guernica, solo por nombrar dos
casos.
El jefe del operativo y el
policía que baleó al camarógrafo quedaron detenidos, pero el Ministro de
Seguridad es un intocable. “No está acusado de ningún hecho de corrupción”,
“trabaja con muchísima dedicación”, “duerme en la Central de Policía”, “pone el
cuerpo” contra los narcos: algunos de los elogios que Kicillof le dedicó a este
amante de la mano dura que en todos los casos represivos más o menos conocidos,
desde lo que le pasó a Chano Charpentier hasta los numerosos casos de gatillo
fácil en la provincia, siempre se puso del lado de los policías, promoviendo la
impunidad.
Recordemos también la reciente represión en Villa Mascardi y el cruel traslado
a través de 1500 kilómetros de las mujeres mapuches detenidas. Desde este punto
de vista, el gobierno del Frente de Todos –en sus diferentes variantes– poco
tiene que envidiar a Macri, Bullrich, Vidal, Larreta, Morales y compañía.
Tomemos partido contra todos ellos en defensa de la vida.