Por Inês Freitas (desde San Pablo)
[versión original en portugués: https://www.comunasocialista.com.ar/p/portugues.html]
Frente a una multitud compuesta por sectores de la
salud, de la educación y estudiantiles, de los sindicatos, de los artistas,
religiosos, de los movimientos populares, de comunidades originarias y de
mujeres, Lula da Silva concluyó su campaña declarando que “Brasil está llegando
a un momento histórico. Tenemos que recuperar el placer de ser felices. Es el
inicio de un día muy especial”. A su lado, en San Pablo, estaban Geraldo
Alckmin, candidato a vicepresidente, Fernando Haddad, candidato a gobernador
del Estado de San Pablo, Marina Silva, ya electa diputada federal de San Pablo,
el expresidente uruguayo Pepe Mujica, el intelectual Noam Chomsky y otros tantos
representantes del frente amplio creado para enfrentar a la extrema derecha de
Bolsonaro. Haciendo uso de su ya famosa capacidad de comunicación, el candidato
a la presidencia aseguró que, de ser electo, llevaría a Brasil “de regreso al
mundo”.
La jornada de votación fue tensa. Luego de una
negociación ardua entre movimientos populares y los gobernadores de los
Estados, el transporte público se garantizó de manera gratuita, para evitar el
aumento de la abstención. Bolsonaro, por el contrario, instaló a la policía de
tránsito en las calles y rutas para atrasar y bloquear el transporte de los
electores, en especial en el noreste del país, donde la victoria de Lula era
segura. Se calcula que unas tres millones de personas no pudieron votar. El
escrutinio se vivió con un clima de final de Mundial de Fútbol.
Cuando se hizo oficial la victoria de Lula, las calles
del país fueron tomadas por una fiesta que expresó el alivio de sacarse de
encima un gobierno genocida, misógino y negacionista, pero también, sobre todo,
la esperanza de días mejores en el futuro. En San Pablo, la gente estaba
emocionada: lágrimas y abrazos dieron envión a un festejo que tuvo mucha música
y baile, pero también homenajes a las personas que la pandemia se llevó. En un
mural inaugurado hace poco para las víctimas de Covid, se escribieron mensajes
como “voté por vos, mamá” o “Brasil va a volver a tener dignidad”.
Al día siguiente, llegó la reacción: los votantes de
Bolsonaro, una vez más con el apoyo de la policía de tránsito, bloquearon varias
autopistas del país. La polarización continúa y la luna de miel con Lula durará
poco. Su victoria es agridulce, no solo por las pérdidas en el camino (los casi
700 mil muertos por Covid, la deforestación récord de los biomas, los ataques a
la salud pública, a la educación, a la ciencia y a la cultura) sino también por
la conciencia de que a Lula no le será fácil gobernar. El camino será largo y
lleno de matices. No hay espacio para dormirse en los laureles. Sin embargo, la
esperanza renovada pavimenta el caminar.
01/11/22