Estrategia “covid cero” en China: crece la rebelión

Por Lorella Baldeschi

Después de haber anunciado un relajamiento de las medidas contra el Covid-19, a principios de noviembre el gobierno chino volvió sobre sus pasos y ordenó la clausura de ciudades y barrios enteros. Sin embargo, frente a las nuevas restricciones de la estrategia “Covid cero” (que implica testeos masivos y aislamiento), la población dio vida a diferentes protestas en ciertas zonas del país que, en algunos casos, desembocaron en violentos choques con la policía.

En varias ocasiones se coreó “¡No al confinamiento, sí a la libertad!” para expresar el sufrimiento ante una medida que ha contenido la difusión del virus pero que, al mismo tiempo, empeoró las condiciones de vida de millones de personas sin lograr el objetivo de suprimir totalmente los contagios.

Contra el confinamiento y sus trágicas consecuencias, en Urumqi –la capital de Xinjiang y región en aislamiento desde hace cien días– miles de personas concentraron alrededor del palacio de la municipalidad en la noche del sábado 26 de noviembre después de que diez personas hayan perdido la vida en el incendio de un condominio. No pudieron ponerse al resguardo porque las puertas de los departamentos estaban bloqueadas desde afuera, mientras que los bomberos no llegaron al edificio debido a las barreras puestas por la policía en las calles. En esta ocasión, los normalmente divididos uigures y han (la más numerosa de las etnias chinas) salieron juntos a manifestarse para denunciar la responsabilidad de las autoridades. Incluso en Shanghai centenares de personas reunidas en Urumqi Road, lugar elegido para reclamar por la tragedia de Xinjiang, corearon eslóganes contra la dictadura del gobierno, del PCCh y contra el “traidor” Xi Jinping.

El rechazo y el enfrentamiento a las medidas del gobierno también se expresaron en las protestas en la empresa Foxconn en Zhengzhou, que tuvieron mucha resonancia en China a pesar de la censura. Centenares de empleados que intentaban salir de la fábrica chocaron con los guardias de seguridad y la policía que querían impedirlo. Desde el mes de octubre, los trabajadores comenzaron a irse del establecimiento –donde se ensambla el 70% de los iPhone vendidos en todo el mundo– queriendo huir de las pésimas condiciones de aislamiento. Cuando las autoridades estaban acordonando la fábrica, comenzó la fuga y las personas, tras eludir los controles y pasar por encima de las vallas, lograron regresar a sus casas con los micros organizados desde sus localidades, o también a pie recibiendo ayuda de gente que dejaba agua y comida a los costados del camino.  Al menos 20.000 personas lograron escapar de Foxconn que, con el deseo de contratar nuevo personal, lanzó un anuncio prometiendo incentivos salariales y la garantía de que iba a separar a los nuevos empleados de los demás trabajadores con el fin de contener los contagios. La falta de cumplimiento de las promesas desencadenó la protesta de los trabajadores, reprimida violentamente por la policía. En su mayoría inmigrantes provenientes de otras regiones del país, con la política “Covid cero” experimentaron un empeoramiento de las condiciones de vida: no pudieron trabajar ni desplazarse y en numerosas ocasiones fueron abandonados por las autoridades locales sin comida ni cuidados. Justamente por esta razón se comprende que tantos hayan querido volver a casa y no permanecer como prisioneros de la política “Covid cero” y de Foxconn.


Publicado en La Comune 412

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