Por Giovanni Marino
Hace algunas horas un poderoso terremoto sacudió la
tierra provocando miles de víctimas, derrumbes y daños en una extensa región
que va desde la Turquía meridional hasta Siria, haciéndose sentir aún más
lejos, en Beirut y Chipre, con el peligro pasajero de un tsunami en el
Mediterráneo. Lamentablemente el balance de las víctimas está en crecimiento y
los sobrevivientes de las zonas montañosas que se quedaron sin hogar deben, en
muchos casos, hacer frente a la nieve y quedarse a la intemperie sin refugio
alguno.
Esta emergencia, ocasionada por un evento natural como
el sismo, se ve enormemente agravada por la precariedad que ya estaba
connotando la existencia de las poblaciones que sufrían debido a la guerra: de
uno y otro lado de la frontera entre Siria y Turquía viven desde hace años –y
con escasos medios y muchas persecuciones– millones de personas desplazadas, en
campos de refugiados o en precarias viviendas, en gran número sin trabajo. En
las ciudades más golpeadas de Siria, como Hama o Aleppo, los edificios ya
debilitados por los bombardeos se derrumban con mayor facilidad con los
temblores del terremoto, lo que provoca nuevas víctimas y difíciles condiciones
para los socorristas. La guerra –planificada y desencadenada por Al Assad con
el fin de sofocar la revolución de la gente común de 2011-2012 (y alimentada
por los degolladores del ISIS y por las diversas potencias regionales y
mundiales)– amplifica de manera exponencial el sufrimiento de las personas
comunes. De manera diversa, ello también vale para las regiones turcas
afectadas por el sismo, escenario de la histórica persecución contra la minoría
kurda.
La solidaridad internacional se da cuenta de estas
personas solo luego de este terremoto, después de haberlas abandonado sumidas
en el silencio, aplastadas por las guerras y la violencia de sus propios
regímenes.
Con tantas fronteras militarizadas y las zonas de influencia y de dominio, la guerra obstaculiza enormemente la ayuda y hace todavía más difícil realizar un balance global de la tragedia. Las noticias más auténticas y veloces llegan al resto del mundo a través del latir humano, a lo largo de miles de lazos que unen a personas queridas y asociaciones solidarias de uno y otro lado del mar. También por lo que respecta a la ayuda, activemos y sostengamos, allí donde sea posible, canales solidarios directos e independientes.
06/02/2023
Publicado en La Comune online