La década de Bergoglio: ¿qué piensan los voluntariosos?

Por Carla Longobardo

Pasaron diez años de aquel cálido y directo “buonasera” pronunciado por el recién electo papa argentino, que decía que sus hermanos cardenales lo habían ido a buscar “casi al fin del mundo”. Hoy, por el aniversario, los analistas del Palacio Apostólico se esmeran en reconstruir el trasfondo del presunto o real complot jesuita para quedarse con el solio pontificio. O bien se acuerdan de los juegos curiales del 2013 en ocasión de la repentina y quizás inesperada renuncia de Ratzinger, mientras algún comentarista más atento a la geopolítica en sentido religioso habla del único papado verdaderamente global: por la proveniencia extraeuropea, por la mirada dirigida a la humanidad en todos los continentes y, en consecuencia, por la intención de reforzar el carácter sinodal de una Iglesia de todas las iglesias...
No somos vaticanistas pero, como humanistas socialistas, estamos sinceramente interesados en las ideas y en las esperanzas de tantos creyentes en el mensaje originario de amor transgresor propagandizado por Jesús de Nazaret. Y nos preguntamos qué marca, entre los mejores católicos, está dejando hasta el momento el papado de Francisco, que se distingue por su estilo de vida y cercanía humana, por la insistencia en la hermandad acogedora contra la indiferencia individualista y el egoísmo; así como por la incesante denuncia contra la locura de la guerra y los conflictos que laceran a la humanidad. Mucho más controversial y contradictoria es su mirada con respecto al género femenino: de magnificar el genio de las mujeres a denunciar el crimen de su derecho a elegir mientras fluctúa su vehemencia a la hora de denunciar los abusos del clero. Por otro lado, ¿qué se puede esperar de un pontífice? ¿Hasta qué punto puede llegar la innovación desde arriba en una jerarquía dogmática y patriarcal, históricamente radicada en el poder negativo de la “Fortaleza Europa” y en el Occidente opulento? Sin embargo, en el actual contexto el papa de la hospitalidad puede ser motivo de inspiración para las y los voluntariosos que abren sus corazones y dedican su vida a la solidaridad. En contraposición, se ganó el desagrado y la oposición de las derechas racistas y de los católicos retrógrados que se adornan con rosarios y crucifijos, pero consideran a Bergoglio una amenaza para la autoridad y la seguridad de la Iglesia.
Un motivo más para unirse y combatirlos.

Publicado en Comuna Socialista 80