Por Tommaso
Mariotti
“Primero,
despierta tu propia humanidad. No estamos solos. No existimos solos y solos no
podemos crear. Lo que este mundo necesita es un despertar humanístico del deseo
de elevar las condiciones de la propia vida, al punto de que nuestras acciones
se basen en el altruismo y en la compasión. No te puedes esconder detrás de un
trabajo o de un instrumento: tienes que comportarte como un hombre. Concentra
tus energías en convertirte en la mejor persona que puedas ser (...)”, escribió
Wayne Shorter, junto a Herbie Hancock, en una carta contra el odio y la
indiferencia, el día siguiente de la masacre realizada por neonazis del ISIS en
el club Bataclan, en París.
Su búsqueda de vanguardia en la música jazz muchas veces se nutrió de una
búsqueda de un sentido de la humanidad. Experimentar, improvisar, componer para
abrir nuevas posibilidades, no por un éxito comercial vacío. Una trayectoria
musical nacida de la revolución del bop, que pasó por los Jazz Messengers de
Art Blakey, por el quinteto de un insostenible Miles Davis, y que después
aterrizó en la formación Weather Report con Jaco Pastorius y Joe Zawinul,
además de colaboraciones con Joni Mitchell y otras grandes personalidades de
los más variados estilos musicales.
Al escuchar su saxo, las notas se confunden con estas bellas palabras: “Como
artista, creador y soñador de este mundo, te pedimos que no te dejes desalentar
ante todo esto, sino que uses tu propia vida y, por extensión, tu propio arte,
como instrumentos para construir paz”.