Ecuador: autoritarismo cruzado


Por Ignacio Ríos

Ante la amenaza de juicio político por corrupción y asociación con mafias criminales, el presidente ecuatoriano Guillermo Lasso acudió al mecanismo constitucional de la “muerte cruzada” y disolvió el Parlamento ante la supuesta “grave crisis política y conmoción interna”, que en realidad se reducía a l posibilidad de que fuera eyectado del poder. De esta forma, saltó por los aires el principio republicano de la división de poderes como para ilustrar, una vez más, hasta dónde puede llegar el declive de la democracia en América Latina.
Se convocaron elecciones para renovar todos los cargos el próximo 20 de agosto, pero lo curioso es que tras esa fecha todo puede seguir igual: los legisladores pueden volver a sus bancas si son nuevamente elegidos y el propio Lasso no descarta presentarse como candidato a la presidencia. No son pocos los que consideran que todo se trata de una jugada política, por cierto, arriesgada, a través de la que Lasso busca sacar provecho de la actual dispersión de las fuerzas de la oposición: el correísmo y la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador) están distanciadas desde que Rafael Correa hiciera oídos sordos a las demandas de las comunidades y avanzara con sus proyectos extractivistas. Por separado, ninguna de las dos fuerzas alcanza mayorías significativas, también porque los sectores indígenas están cruzados por disputas internas.
En Ecuador hay en curso una dura pelea entre el Poder Ejecutivo y la disuelta Asamblea Nacional, pero eso es solo una parte. Lasso no solo estaba distanciado de los legisladores sino, fundamentalmente, del común de la población por sus políticas elitistas que condenaron al empobrecimiento a amplios sectores y perjudicaron los sistemas de educación y salud. Ante el incremento exponencial de la violencia producto de la acción del crimen organizado, la respuesta del gobierno había consistido en la liberalización de la portación de armas y en la utilización de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad, lo que sabemos que siempre incrementa la represión y la violencia.
Por eso mismo, lo más preocupante para la gente común no es tanto la disputa entre los poderes del Estado, sino la tendencia crecientemente autoritaria de la democracia ecuatoriana en su conjunto, deseosa de tomarse revancha por los recientes levantamientos populares. ¿Una demostración de ello? La implementación de la herramienta legal de la “muerte cruzada” permite a Lasso gobernar los siguientes meses por decreto, en principio, solo en materia económica. Y bien: el día posterior a la medida aumentó el impuesto al consumo y además creó “zonas francas” en materia económica y social para proveer de mano de obra barata a la industria de la maquila estadounidense, lo que demuestra que está aprovechando la situación para atacar los derechos laborales de miles de trabajadores.

Publicado en Comuna Socialista 82