Editorial: Defender la vida, contrastar la violencia

Las miles de personas que se movilizaron en Jujuy y en Chaco las últimas semanas dejan un mensaje claro que no es político: unirse para defender la vida, la dignidad y la libertad es una prioridad. Expresa un anhelo que caracteriza a la mayoría de los seres humanos, empezando por las mujeres: vivir en paz, colaborar y cooperar en virtud de una convivencia benéfica en la que puedan desarrollarse los mejores sentimientos.
Los gases lacrimógenos, las balas de goma y las detenciones, casa por casa, de manifestantes indican una línea de tendencia clara, casi ineluctable: el dominio de los poderosos prácticamente no deja márgenes para algún tipo de mejora. Las diferencias entre los partidos se hacen mínimas y todas las facciones de la democracia se unen para cuidar el poder negativo y estatal, que ya no ofrece –ni ofrecerá– mínimas garantías de vivibilidad. Toda la política gira a la derecha (sí, toda) y gobernar implicará cada vez más ajuste, recorte a las libertades y derechos humanos elementales y represión. De esta forma, se expresa en la región la lógica bélica creciente, el rasgo más connotante de la opresión a escala planetaria y su principal fuerza motriz, lo que claramente incluye a las democracias totalitarias.
Se trata de anhelos y líneas de tendencia que conviven e intentar interpretarlos es clave: saber de los rasgos humanos más íntimos para explorarlos y afirmarlos mientras se ejerce un cuidado activo frente a los opresores, conscientes de que no se puede esperar nada bueno de ellos. Al contrario, su inhumanidad tenderá a agravarse, como ya es evidente viendo el contexto de guerras y violencia que propagan.
Mejor sería decir que para defender a la humanidad –que implica la defensa concreta, cotidiana, de las personas comunes frente a los atropellos machistas y racistas, la explotación y la opresión– y para poner libremente a la obra las mejores cualidades universales, es necesario luchar, contrastar la violencia, denunciar las lógicas y prácticas burguesas, sustraerse de tales métodos y desvalores.
Evidentemente no hablamos de algo sencillo, porque además de una minoría retrógrada y dañina que simpatiza activamente con los valores más reaccionarios, existe un mar de indiferentes que se adaptan y buscan “hacer su vida” sin importarles demasiado la de los demás. Aun así, están los voluntariosos, como nosotros, que quieren hacer algo, aunque no sea fácil encontrar el camino. Hay escollos y trampas, como la lógica de aceptar el “mal menor” (que implica renunciar al propio protagonismo moral porque significa aceptar la inevitabilidad de la política mafiosa), o el veneno ideológico del nacionalismo, que es una idea de bien excluyente que nos separa de nuestra primera colectividad de base, la humana. Por lo tanto, podríamos decir que la lucha es también con nosotros mismos, para rescatar la propia y mejor humanidad. Si lo pensamos así, desafiar la opresión va de la mano de desafiarnos.
Nosotras y nosotros, de Comuna Socialista, intentamos asumir ese desafío, sabiendo que el contexto es complejo y nos afecta, por lo que tenemos que ser tan audaces como humildes y mantener la guardia alta. Nos inspiramos en la gente más valiente y solidaria y en los interrogantes más fecundos que se abren en las buenas personas ante el derrumbe de las perspectivas del sistema de dominio. Para enriquecer y valorizar la necesidad de dar vida a espacios de solidaridad y colaboración en los lugares en los que estamos cada día, buscando dar respuestas a las exigencias más inmediatas, consideramos fundamental conquistarnos una visión de conjunto de los dramas agentes y de las esperanzas latentes, de los recursos y potencialidades subjetivas (individuales, relacionales y comunes) que podemos explorar para cambiar. Porque al contrario de cómo quieren hacernos creer los poderosos, sabemos que podemos ser protagonistas de un pensamiento y una práctica diversa de la vida basada en valores benéficos; que provenga del despertar de las conciencias, de su crecimiento, y que empiece a probarse en lugares comunes que aspiren a la liberación.
Mientras nos comprometemos cotidianamente en la construcción de esta perspectiva, algo que puede dar frutos realmente benéficos y duraderos, te sugerimos que, en caso de concurrir a las PASO, impugnes el voto o bien votes de forma crítica por alguna de las listas de la izquierda trotskista.

Comité de Redacción

Publicado en Comuna Socialista 83