Por Mariana Ruiz
En la noche del 29 de julio de 1966, la Policía
Federal reprimió brutalmente a quienes resistían a la intervención de la
Universidad de Buenos Aires (UBA). El general Juan Carlos Onganía, a un mes de tomar
el poder e imponer una dictadura reaccionaria, violó la autonomía universitaria
a nivel nacional para tener control directo e intentar disciplinar a sus
trabajadores y estudiantes. En varias facultades de la UBA, alumnos, docentes e
incluso autoridades se unieron en asambleas y votaron el rechazo a este decreto
y las medidas de lucha consiguientes, entre ellas la toma. Casi 1500
profesores, luego de la represión y concretada la intervención, renunciaron y
decidieron irse del país por una cuestión de dignidad, aunque esto significase perder
sus puestos de trabajo y su prestigio. En la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales, epicentro de la lucha y de la represión, el movimiento estudiantil,
además de tener un fuerte sentido antiautoritario, denunciaba el elitismo y el
‘‘cientificismo’’ de las carreras, o sea la aceptación, en nombre de la legitimidad
y la “objetividad” de la ciencia, de que la investigación debía servir a los intereses
de los grandes capitalistas y no a los problemas y esperanzas de las
poblaciones locales.
Esta efervescencia importante coincidió con un
inicio de radicalización a nivel mundial y marcó el comienzo de varios años de
lucha contra la dictadura militar de Onganía que finalmente cayó tiempo después
del Cordobazo de 1969. De esta expresión de radicalización humana queremos
aprender para enfrentar con coraje y tenacidad el creciente autoritarismo de
las democracias que se expresa en los discursos de mano dura encabezados por
Bullrich, Morales y Milei, así como la represión salvaje que se está viviendo en
Jujuy, donde la policía lleva adelante prácticas totalitarias como detener a
luchadores en sus domicilios y entrar a las universidades. Las y los jóvenes
podemos desafiar la indiferencia y la superficialidad que prevalecen en esta
época en virtud de afirmar nuestro protagonismo antirrepresivo en defensa de la
vida y de la libertad, de manera independiente de la política decadente que
gira en su conjunto cada vez más a la derecha.
Publicado
en Comuna Socialista 84