Golpe de Estado en Níger: amenazas viejas y nuevas

I.R.


El Sahel africano es una región especialmente lacerada por las guerras, la violencia, la corrupción y la pobreza. Como parte de esto, el 26 de julio se produjo un nuevo golpe de Estado en Níger en el que el presidente Mohamed Bazoum fue desplazado del poder por militares rebeldes encabezados por el general Omar Tchiani. La lucha entre camarillas político- militares es una peligrosa constante de los países africanos, aunque llamó la atención, en esta oportunidad, que los golpistas hayan acusado a Bazoum de prooccidental y numerosas banderas rusas flamearan por las calles de la capital, Niamey.
¿Únicamente los militares buscaban así cosechar legitimidad entre la población agitando el odio contra Occidente o efectivamente hay por detrás un avance de Rusia y de China? Seguramente haya de las dos cosas: Níger es un país tradicionalmente sometido y sojuzgado por Francia y los Estados Unidos, que tenían en este empobrecido país africano un fuerte apoyo en el Sahel, con bases militares incluidas. A pesar de ser uno de los países más pobres del mundo, Níger es un muy importante exportador de uranio, el combustible fundamental de la industria nuclear.
Al mismo tiempo, Rusia intenta penetrar en África a través de la práctica de la guerra, que es su principal negocio y un canal privilegiado de extensión de su influencia política. Además de que mercenarios rusos están activos en Mali, República Centroafricana, Libia, Burkina Faso y Sudán, Rusia es el principal proveedor de armas del continente, controlando la mitad de este verdadero mercado de la muerte.
La desestabilización de un país de importancia estratégica regional como Níger, que a su vez es gran proveedor de uranio, constituye un gran problema para Estados Unidos y la Unión Europea, además de plantear una posible confrontación directa entre, por un lado, la prooccidental Comunidad Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO) y, por el otro, Níger y sus aliados Mali y Burkina Faso, otros dos Estados también controlados por militares golpistas. Pero, además, el hecho de que detrás de estos recambios de poder estén los intereses de Rusia y también de China resulta algo difícilmente aceptable para el sistema democrático totalitario.
Este mundo, en el que la geopolítica está asociada indisolublemente a la guerra y a su preparación, es cada vez más caótico y peligroso. Un golpe de Estado, un conflicto civil o pujas entre bloques regionales pueden hacer saltar los órdenes establecidos y escalar en guerras mayores que implicarán graves costes para la humanidad.

Publicado en Comuna Socialista 85