A 47 años de la Noche de los Lápices: desafiar la derecha, recuperar la rebeldía

Por Camila Carbia

La destacada participación en la marcha por la Noche de los Lápices mostró que, frente al avance de las derechas, hay quienes intuyen la gravedad de la situación y quieren reaccionar desafiando la indiferencia y el individualismo. ¿Cómo podemos ir más allá y transformar estas reacciones positivas en un compromiso más sólido y duradero, que sea una alternativa a la política decadente que nos invita a sacrificar nuestro protagonismo en una urna para que gane el mal menor?
Difundiendo nuestro periódico en la movilización, nos encontramos con Nicolás, del Colegio Nacional de Buenos Aires, que participó porque está indignado con el acto negacionista de Villarruel en la Legislatura. Al mismo tiempo, identifica que sus compañeros, hartos de la política, no encuentran en el centro de estudiantes una motivación para involucrarse porque lo único que ofrece es una representación política no partidaria, pero sí institucionalista. ¿No será que la búsqueda de una mejor sociabilidad entre los jóvenes es algo a lo que la política no puede dar respuestas satisfactorias?
Muchos jóvenes de los 70 tenían un compromiso activo en contra de las injusticias, pero interpretado en clave política, que los llevaba a concentrarse en la transformación del mundo externo y la lucha por las “cosas concretas”. Esto iba en desmedro de preguntarse por las razones más profundamente humanas del compañerismo que vivían y que podía ser un punto de partida para pensar mejor la amistad, el conocimiento y la convivencia. Pensemos en la solidaridad que expresamos tantas veces cuando nos unimos en las asambleas y en las tomas y nos sentimos parte de un mismo agregado. De esta unidad proviene un poder que los opresores temen, y por eso se ensañan con nosotras/os. La última expresión de esto es la persecución que están sufriendo los estudiantes que tomaron los colegios el año pasado por parte de la ministra Acuña, que presiona a los padres para convertirlos en aliados en el control de la libertad de los jóvenes.
También conocimos a Juana, del Esnaola, que nos dijo: “nosotros ahora tenemos el boleto estudiantil gracias al coraje de esos pibes”. Además, nos contó que en su colegio la gente tiene una particular sensibilidad por los derechos humanos y, de hecho, participaron más de 150 estudiantes en la marcha.
Hoy en día, la defensa de algunos derechos democráticos elementales es un punto de unión importante, pero no alcanza. También es necesario ser conscientes de que la democracia es cada vez menos una garantía al respecto. Pensemos: ¿cómo es posible que de sus entrañas surjan personajes reaccionarios como Bullrich y Milei? Sin olvidar que todos los gobiernos posdictadura reciclaron genocidas y tienen las manos manchadas de sangre con las desapariciones y crímenes de Julio López, Luciano Arruga, Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, entre otros.
Por otro lado, David, del Normal 1, aunque votó a Grabois, denuncia la responsabilidad del peronismo en el avance de las derechas y siente mucha frustración de que a Massa se lo presente como la “alternativa” a Milei. Si queremos homenajear la rebeldía y el coraje de los jóvenes que luchaban por el boleto estudiantil tenemos que hacer cuentas con el carácter históricamente represivo del peronismo, y no podemos cantar odas al general Perón y sus secuaces que crearon la AAA.
Hacer memoria de los protagonistas de la Noche de los Lápices puede significar interpretar en clave actual las búsquedas más profundas de esos jóvenes y ligarlas a las nuestras. Queremos comprometernos de manera renovada junto con las personas más sensibles y solidarias para construir grupos independientes en donde se puedan encontrar y conocer personas como Juana, David o Nicolás. Espacios para ser protagonistas de verdad, lejos de la política y de sus lógicas, que alimentan la desconfianza y ahogan nuestro protagonismo, sin delegar en los centros de estudiantes. Para ser nosotras/os mismas/os, basándonos en la escucha atenta y el respeto recíproco y luchar contra la violencia cotidiana, el machismo, el racismo y el bullying. En definitiva, para mejorar la convivencia en los lugares en los que estamos.

Publicado en Comuna Socialista 86