Editorial: Para reconstruir sociabilidad y mejorar las condiciones de vida, buscar ser mejores, más humanos
✒ Comité de Redacción
De alguna manera se podría decir que no es casual, teniendo en cuenta la presencia de la guerra en la época que vivimos, que alimenta la normalización de la violencia estatal, criminal y de los de abajo y naturaliza la lógica de la enemistad.
En las últimas elecciones, con los buenos resultados de los exponentes de las derechas más reaccionarias, pareció afirmarse una tendencia de exaltación de estas lógicas. Tendencia que se reconfirma por estos días con la defensa activa que Victoria Villarruel (candidata a vice de Milei) hace de los milicos torturadores y genocidas, buscando movilizar de manera inédita a los sectores más retrógrados de la población, envalentonados ante la propagación del resentimiento social y del deseo de mano dura.
Nuestra preocupación por esta situación y nuestro rechazo activo y de fondo a la reivindicación de la dictadura más sangrienta, en lugar de llevarnos a la necesidad de buscar salidas políticas, nos lleva a hacernos algunas preguntas y a sacar algunas conclusiones.
¿Qué queda del sentirse parte de una sociedad si la solidaridad se deteriora al punto de que la gente deja de sentirse comprometida con los posibles destinos benéficos de los y de las demás? La dimensión colectiva de la subjetividad se deteriora hasta enfermarse si las mujeres, las principales tejedoras de relacionalidad y sociabilidad cotidiana, son limitadas en su libertad, además de agredidas física y verbalmente. No es posible proyectar una asociación humana más segura si, en lugar de desconfiar de los poderosos, se busca su protección violenta porque se teme y se desconfía de las personas comunes. Es más difícil reflejarse en los otros si el brillo de las pantallas encandila la mirada y las conciencias haciendo a las personas cada vez más dóciles ante la opresión. Los lazos humanos se debilitan si se propaga la ignorancia, la vulgaridad y si el bien y la libertad se interpretan de manera negativa (en contra de...) y excluyente (para que los ricos puedan seguir explotando y ganando dinero sin obstáculos). ¿Es imaginable construir una sociedad de masas benéfica si en estas el conocimiento directo e indirecto es imposible? ¿O es mejor recuperar el sentido de humanidad para cultivar una mejor sociabilidad y relacionalidad y apostar a la construcción de grupos a medida humana basados en valores benéficos compartidos?
Tal vez, pensándolo más profundamente, estamos ante un dilema urgente y prometedor. Dejarnos llevar por la deshumanización en marcha o proponernos ser mejores, más humanos. Porque no estamos solo ante un fenómeno de derechización, sino ante el deterioro de los rasgos que nos hacen más profundamente humanos: la empatía y la simpatía, la colaboración y la cooperación, la solidaridad y la amistad. ¿Estos rasgos pueden ser cancelados totalmente? No, pero es necesario que las mejores personas empecemos a sentirnos intérpretes reflexivos y activos de ellos.
¿Quiénes son los responsables de la deshumanización? Los Estados, sus guerras, su represión y su instrucción, los poderosos que explotan y oprimen, los misóginos y patriarcas, los racistas y discriminadores, los que se hacen actores de la violencia y sus portavoces. Pero esta también se filtra en prácticas cotidianas de la gente común, como en la tendencia mayoritaria a aislarse de los demás y de las propias facultades porque se queda atrapado en las redes sociales y se abusa de Internet. Lamentablemente, la izquierda, posicionada con las personas más postergadas de la sociedad, no se interroga sobre la necesidad que tienen/tenemos las personas de rehumanizarnos.
Nosotras y nosotros, de Comuna Socialista, inspirados en un humanismo socialista, intentamos construir ámbitos basados en ideas y valores útiles para apoyar y promover estas expresiones, atentos y disponibles para denunciar y afrontar la deshumanización porque en ellos intentamos vivir de manera diferente desde ahora.
Entonces, ¿qué te proponemos ante las próximas elecciones? Ante todo, pensar juntos y empezar a reaccionar buscando ser más y mejores humanos. Las urnas en nada podrán mejorar la situación de raíz, por eso creemos que la opción más coherente es impugnar el voto. Pero, en caso de que quieras votar, optá de forma crítica por la izquierda trotskista, que es la única que no está directamente comprometida con la opresión.
Y, para seguir desarrollando la posibilidad de que estas ideas y prácticas crezcan, mejorando a su vez este periódico independiente, te proponemos que nos apoyes en nuestra próxima Campaña de Autofinanciamiento.
Publicado en Comuna Socialista 85