Primer aniversario de la revuelta en Irán: ¡mujer, vida, libertad!

Por Cecilia Buttazzoni


A mediados de septiembre, se cumplió un año del asesinato de Mahsa Amini por parte de la “policía de la moral”, una joven kurda detenida y golpeada mortalmente por llevar de forma inadecuada el hiyab. Este aberrante hecho inició una revuelta de gente común guiada durante meses por las mujeres. Las primeras en reaccionar fueron las jóvenes, que supieron involucrar a las distintas generaciones, estratos sociales y etnias, como así también a los hombres más sensibles, interpelados por la consigna: “Mujer, vida, libertad”. Contra esta expresión que reclama exigencias profundamente humanas, la teocracia patriarcal iraní agudizó sus lógicas y prácticas bélicas: represión sangrienta, acentuada entre las poblaciones kurdas; más de 500 asesinatos; 30 mil detenidos que sufrieron torturas y violaciones; decenas de condenados a muerte, algunos menores de edad; siete ejecuciones públicas de jóvenes varones.
En las últimas semanas, la teocracia de los ayatolá impidió realizar manifestaciones conmemorativas por medio de amenazas y detenciones a periodistas, activistas, abogados y familiares de las víctimas (entre ellas, el padre de Mahsa). Esta avanzada opresiva se sitúa dentro de un marco más general de contragolpe patriarcal contra la libertad de las mujeres, en el que el Estado iraní multiplicó los controles y castigos para hacer cumplir la ley del hiyab, así como amenaza con una posible reforma más dura aún. Sin embargo, su éxito es relativo y en ocasiones fracasa. Son muchísimas las mujeres que abandonaron el velo declarando no querer volver atrás; quienes ingenian estrategias para evadir represalias, por ejemplo, al llevar consigo un hiyab “por si la situación se complica”; o crean espacios libres de velo, como dentro de las aulas con la complicidad de las docentes. Mujeres de distintos niveles económicos y de todo el país –también de pueblos más conservadores– que no se dejan intimidar por los mensajes que reciben en sus celulares con las imágenes que capturan las cámaras “inteligentes” denunciando su vestimenta. ¿Cómo hacen estas mujeres para enfrentar el miedo a ser detenidas y maltratadas psicológica y físicamente?
Este interrogante nos puede ayudar a reflexionar sobre la fuerza del género femenino, y también abrir la posibilidad de comprender más por qué motivo y quiénes son los que atacan este poder benéfico inagotable. Preguntarnos nuevamente sobre la impronta femenina que se encuentra desde el nacimiento y en el crecimiento de cada persona, lo que nos puede hacer pensar cuánto la libertad de las mujeres es un beneficio para todos. Es algo que los poderes opresivos, con distintas modalidades, intentan controlar y ensombrecer desde su raíz, pero que nunca podrán extinguir ni poseer totalmente. El coraje de las mujeres de Irán nos puede seguir inspirando y nos solidarizamos con ellas –y con los hombres que las apoyan–, que no se detienen en la búsqueda de una vida mejor y más libre.

Publicado en Comuna Socialista 86