Concepciones y prácticas de izquierda al debate (4): ¿a quién beneficia justificar el terrorismo reaccionario?
✒ Mario Larroca
El ataque
criminal perpetrado por Hamas el 7 de octubre representaba para la izquierda
trotskista una ocasión para patear el tablero político electoral nacional y
batirse por despertar la mejor humanidad y las conciencias de las personas
sensibles, a la búsqueda de promover una reacción al martirio de guerra y
terror interminable que sufre la gente común palestina –en primer lugar– y
hebrea. Pero no. Basta con revisar la polémica entre Pablo Heller del PO y
Matías Maiello del PTS1 para verificar tristemente lo que venimos
sosteniendo desde esta sección: la naturalidad con que se asimilan el
belicismo, el terrorismo y la inhumanidad propia de los opresores en las filas
de la izquierda política que se pretende revolucionaria.
En el caso del PO, la ausencia del más elemental gesto de preocupación por la pérdida de vidas humanas se entrelaza en un mismo movimiento con una bochornosa disciplina a las atrocidades de Hamas. “A diferencia del método utilizado durante años de las ´bombas suicidas´, no estamos ante un acto individual, sino ante una tendencia a una rebelión popular violenta que ya anida en el pueblo palestino”. Heller convoca a no poner peros a la hora de reivindicar la acción de Hamas, a comprometerse con la “resistencia” y a apoyar incondicionalmente y “a muerte” la lucha armada de Hezbollah y Hamas, disfrazadas por el altamirismo sin Altamira de “guerra de liberación libanesa y palestina”. Luego de acusar al PTS de propugnar una falsa independencia de clase –por diferenciarse de “la política y los métodos de Hamas”–, Heller se revela un apasionado de “las guerras internacionales, que son un factor de aceleración enorme de la lucha de clases en todos los niveles”. Eso sí, sin vergüenza alguna advierte que “el disparo a quemarropa a civiles en una fiesta es nocivo respecto a la causa palestina al alejar la opinión de los trabajadores que es necesario conquistar”. Pasando en limpio: solo en razón del cálculo político instrumental habría sido conveniente abstenerse de acabar con la vida de inocentes (muchos de ellos jóvenes pacifistas). París bien vale una misa.
¿Qué se está reivindicando en nombre del trotskismo? Una acción terrorista que ha provocado la muerte de civiles inocentes, niños y niñas entre ellos, en la cual han sido violadas mujeres y apresados rehenes empeñados en la solidaridad con los palestinos sometidos a pogromos y desalojados de sus tierras en Cisjordania y por el fin del cerco criminal en Gaza. Con su apoyo a Hamas, el PO convalida a quienes reprimen a su propio pueblo cada vez que este intenta emerger por fuera de su control; a quienes entre la revolución y la contrarrevolución –como en el caso de las movilizaciones en Siria y Egipto en 2011 y aquellas que desde septiembre de 2022 y bajo el lema “Mujer, vida, libertad” desafían a la teocracia patriarcal iraní– siempre eligen la segunda opción, alineándose sin más con carniceros decenales como Al Asad.
Poner un signo igual entre Hamas y el pueblo palestino representa una infamia y solo contribuye a legitimar el discurso y la práctica genocida del Estado sionista, alejando cualquier perspectiva de liberación. Se trata de una posición humana y moralmente inaceptable que en los hechos coincide con la de las potencias imperialistas democráticas, obsesionadas por denigrar al pueblo palestino, tachándolo en su conjunto de atrasado y terrorista.
Estamos desde siempre posicionados junto al pueblo palestino denunciando la ocupación y las masacres perpetradas por el Estado sionista, lo que nos lleva a ser solidarios con las poblaciones hebreas contra la violencia terrorista y cada forma de antisemitismo. Nos batimos por el encuentro y la pacificación desde abajo entre las vanguardias humanas de ambos pueblos, lo que lleva en sí a apuntalar a quienes, de manera más o menos consciente, se proponen superar las pertenencias religiosas, estatales, políticas o nacionales en razón de la identificación con nuestra común humanidad diferente. Frente al drama que se está viviendo es necesario y urgente poner a prueba las mejores características de cada una y cada uno, rastreando en la propia raíz moral y ética la prioridad de la defensa de la vida, cuestión fundamental en primer lugar para el pueblo palestino, sometido a una masacre cotidiana desde hace 75 años.
En el caso del PO, la ausencia del más elemental gesto de preocupación por la pérdida de vidas humanas se entrelaza en un mismo movimiento con una bochornosa disciplina a las atrocidades de Hamas. “A diferencia del método utilizado durante años de las ´bombas suicidas´, no estamos ante un acto individual, sino ante una tendencia a una rebelión popular violenta que ya anida en el pueblo palestino”. Heller convoca a no poner peros a la hora de reivindicar la acción de Hamas, a comprometerse con la “resistencia” y a apoyar incondicionalmente y “a muerte” la lucha armada de Hezbollah y Hamas, disfrazadas por el altamirismo sin Altamira de “guerra de liberación libanesa y palestina”. Luego de acusar al PTS de propugnar una falsa independencia de clase –por diferenciarse de “la política y los métodos de Hamas”–, Heller se revela un apasionado de “las guerras internacionales, que son un factor de aceleración enorme de la lucha de clases en todos los niveles”. Eso sí, sin vergüenza alguna advierte que “el disparo a quemarropa a civiles en una fiesta es nocivo respecto a la causa palestina al alejar la opinión de los trabajadores que es necesario conquistar”. Pasando en limpio: solo en razón del cálculo político instrumental habría sido conveniente abstenerse de acabar con la vida de inocentes (muchos de ellos jóvenes pacifistas). París bien vale una misa.
¿Qué se está reivindicando en nombre del trotskismo? Una acción terrorista que ha provocado la muerte de civiles inocentes, niños y niñas entre ellos, en la cual han sido violadas mujeres y apresados rehenes empeñados en la solidaridad con los palestinos sometidos a pogromos y desalojados de sus tierras en Cisjordania y por el fin del cerco criminal en Gaza. Con su apoyo a Hamas, el PO convalida a quienes reprimen a su propio pueblo cada vez que este intenta emerger por fuera de su control; a quienes entre la revolución y la contrarrevolución –como en el caso de las movilizaciones en Siria y Egipto en 2011 y aquellas que desde septiembre de 2022 y bajo el lema “Mujer, vida, libertad” desafían a la teocracia patriarcal iraní– siempre eligen la segunda opción, alineándose sin más con carniceros decenales como Al Asad.
Poner un signo igual entre Hamas y el pueblo palestino representa una infamia y solo contribuye a legitimar el discurso y la práctica genocida del Estado sionista, alejando cualquier perspectiva de liberación. Se trata de una posición humana y moralmente inaceptable que en los hechos coincide con la de las potencias imperialistas democráticas, obsesionadas por denigrar al pueblo palestino, tachándolo en su conjunto de atrasado y terrorista.
Estamos desde siempre posicionados junto al pueblo palestino denunciando la ocupación y las masacres perpetradas por el Estado sionista, lo que nos lleva a ser solidarios con las poblaciones hebreas contra la violencia terrorista y cada forma de antisemitismo. Nos batimos por el encuentro y la pacificación desde abajo entre las vanguardias humanas de ambos pueblos, lo que lleva en sí a apuntalar a quienes, de manera más o menos consciente, se proponen superar las pertenencias religiosas, estatales, políticas o nacionales en razón de la identificación con nuestra común humanidad diferente. Frente al drama que se está viviendo es necesario y urgente poner a prueba las mejores características de cada una y cada uno, rastreando en la propia raíz moral y ética la prioridad de la defensa de la vida, cuestión fundamental en primer lugar para el pueblo palestino, sometido a una masacre cotidiana desde hace 75 años.
1
Matías Maiello, “Medios y fines. Un debate sobre la posición de la izquierda
frente a la estrategia y los métodos de Hamas” publicado en
laizquierdadiario.com, 24 de octubre.
Publicado
en Comuna Socialista 87