En la frontera: el poder judicial contra los inmigrantes

Camilo Sans

En Estados Unidos, existe una vieja ley que permite la detención de testigos en ca­sos excepcionales, que deberían ser puestos en libertad lo más rápido posible. Sin embargo, aunque en la actualidad ya casi no se aplica, en los Estados del Sur se utiliza a diario. Por ejemplo, en Texas, donde miles de personas están detenidas indefinida­mente, sin ningún cargo, a la espera de ser liberadas. No por casualidad, son todos inmigrantes, utilizados de manera inhumana (y luego des­cartados) por jueces y fiscales como recurso para sus procesos judiciales contra los coyotes, que lucran con las dificultades que encuentran quienes atraviesan las criminales fronteras es­tatales para vivir mejor.
Mientras que gente inocente (en algunos casos, atraída de forma engañosa por el propio Estado nor­teamericano que les promete pape­les a cambio de declarar en contra de algún traficante) se ve privada de su libertad y pasa 180 días en promedio encarcelada bajo las mis­mas condiciones que los condena­dos, muchos traficantes atraviesan el proceso penal en libertad por­que gozan de los derechos que les otorga su ciudadanía. Y, aún peor, hay testigos que corren peligro de muerte porque son encarcelados junto con los mismos acusados, como es el caso de Nohemy, una salvadoreña que llegó a Texas hu­yendo de la violencia de las pan­dillas y terminó cara a cara con el coyote al que denunció.
Esta situación nos muestra el carácter genéticamente racista de la democracia norteamericana y su idea de “justicia” que devela, cada vez más, su nivel de inhumanidad y la falta de respuestas a las mínimas exigencias de vida de la gente.

Publicado en Comuna Socialista 87