Desde siempre estamos del lado del pueblo
palestino, por su autodeterminación, y defendemos la vida y la dignidad
de la gente común, de las mujeres, de los niños y de los ancianos contra todo
tipo de terrorismo y las guerras promovidas por los Estados. Por eso
denunciamos el salvaje ataque perpetrado por Hamas contra civiles israelíes,
así como rechazamos la represalia desencadenada por el Estado de Israel que
traerá más desastre y sufrimiento en la Franja de Gaza y en toda Palestina.
El genocida Estado de Israel, desde su fundación
en 1948, pretende limpiar la región de árabes palestinos por diversos medios,
desde el ataque militar directo hasta la ocupación colonial, contando para todo
ello con el apoyo de los Estados democráticos de Occidente. Hay mucho cinismo
en las declaraciones de Israel y de sus aliados, como si la maquinaria estatal
sionista no fuera la responsable histórica del conflicto. Cerca de 300
palestinos han sido asesinados en lo que va del año y venía en fuerte aumento
la violencia perpetrada por los colonos israelíes de Cisjordania.
Por su parte, Hamas es un aparato político-militar nacionalista y teocrático capaz de
poner aún más en riesgo toda la población de Gaza. A través de estas acciones,
busca defender sus intereses, ligados seguramente al intento de desestabilizar
las negociaciones en curso entre Israel, EEUU y Arabia Saudita que podrían
aislar a su padrino Irán. Más allá de la evidente desproporción en fuerza
militar, Hamas actúa, en este punto, con una lógica no muy distinta a la de
Israel. ¿Qué representan, si no, el asesinato y secuestro de civiles inocentes,
niños y ancianos entre ellos, y las vejaciones difundidas por medios
audiovisuales contra mujeres israelíes secuestradas?
Sería deseable que haya más claridad en este
punto de parte de las fuerzas y organizaciones que, en nuestro medio, toman la
causa palestina en sus manos y que les cuesta denunciar y tomar distancia de
las acciones de Hamas. Si, con razón, estamos del lado del pueblo palestino,
debemos entender que quienes pagarán los platos rotos de las acciones
criminales e irresponsables de Hamas serán, en primer lugar, los habitantes,
las mujeres, la juventud y los niños de Gaza, utilizados como carta de
negociación y carne de cañón, indefensos ante el odio guerrero del Estado
sionista, a quien nunca le tembló el pulso para matar palestinas y palestinos.
Mucho menos ahora.
Todo esto sucede en momentos en los que sectores
de la sociedad israelí se estaban movilizando contra el creciente autoritarismo
de un Poder Ejecutivo tan de derecha como el de Benjamin Netanyahu. La actual
situación condicionará gravemente el posible desarrollo y fortalecimiento de
esas novedosas movilizaciones que representaban un problema para la cohesión
del Estado sionista. Ahora es probable que mucha de esa gente cierre filas en
defensa de su país y de su gobierno y seguramente también sufra en carne propia
el carácter gendarme y belicista de su propio Estado. Gracias al ataque
de Hamas y la guerra desatada por Israel, la posibilidad de una coexistencia
entre los diferentes pueblos, etnias y religiones está hoy mucho más lejos.
La gente de esa lacerada región del mundo no
puede esperar la paz de parte de los Estados ni de los aparatos
político-militares-teocráticos, que también viven de la guerra. Reside en la
humanidad y en la gente común la posibilidad de elegir el respeto, la
tolerancia, la búsqueda de conocimiento y la solidaridad
No dejemos que esta tragedia nos suma en la
impotencia. Es el momento de elegir un compromiso por la pacificación contra
esta y contra todas las guerras, restándole espacio a la violencia y
confrontando a los violentos, defendiendo y promoviendo la posibilidad del
encuentro y el diálogo en nuestros ámbitos de vida y compromiso.
09/10/23