Huelga automotriz en Estados Unidos: “más tiempo para la vida”

Por Ignacio Ríos


Cobró mucha relevancia la actual huelga automotriz en Estados Unidos. Seguramente sea por cómo muchísimas personas, empezando por la población de Detroit y alrededores, se identifican con las demandas de las y los trabajadores. ¿No es, acaso, una forma de hacer justicia la actualización salarial exigida ante las estratosféricas ganancias de “los tres grandes” fabricantes norteamericanos, General Motors, Ford y Stellantis? Junto con esto, están presentes pensamientos y exigencias de una vida más digna y mejor. El personal se ve obligado a permanecer más tiempo en la fábrica para llegar a condiciones de existencia medianamente aceptables y por eso reclaman “más tiempo para la vida y menos para el trabajo”, además de que rechazan los intentos de quita de cobertura sanitaria y de flexibilización contractual.
Uno de los elementos que tan bien caracterizó la fortaleza del capitalismo y del sistema norteamericano en general era, justamente, la existencia de una masa de sectores medios asalariados y calificados que podían llevar una vida cómoda y hasta comprarse los autos que ellos mismos fabricaban. De hecho, este fue el exitoso modelo de negocios de Henry Ford a principios del siglo XX, con su cadena de montaje y su producción en serie para el consumo de masas. Hoy en día, estas personas que trabajan perciben un poco más claramente la enorme desigualdad que los separa de las patronales y los dueños de las fábricas, de los ejecutivos, los CEO de las industrias y las clases altas en general, quienes ya no pueden dibujar un horizonte de ficticia igualdad de oportunidades que satisfaga los anhelos de aquel self-made man icónico del sistema norteamericano.
Estados Unidos está implosionando también por estas razones. Esta pérdida de seguridades para amplios sectores de las capas medias no es ninguna cuestión menor si tenemos en cuenta los cimientos de la sociedad norteamericana. Se entiende un poco más por qué motivo Biden quiso participar de un piquete huelguístico en Michigan, intentando congraciarse con los trabajadores y con sus líderes sindicales. Esto es así también porque los necesita, ya que se viene la gran competencia con China por el mercado mundial de los vehículos eléctricos. ¿El sistema norteamericano podrá traccionar a sus trabajadores para ese fin o se rendirá ante la evidencia de que las cosas ya no son como antes? En principio, las grandes empresas automotrices no tienen nada que ofrecer, desoyen las demandas laborales y están despidiendo a miles y miles de trabajadores. Está claro que el sistema norteamericano ya no ofrece garantías frente a estas personas que no solo quieren trabajar, sino vivir con dignidad.

Publicado en Comuna Socialista 86