Por el Comité de Redacción
La buena noticia es que algunos millones se activaron para
ponerles un freno a las derechas más reaccionarias. Era necesario que
prevalecieran destellos de dignidad contra la inhumanidad recalcitrante de
Milei, Bullrich y los suyos. Destellos –resplandores vivos, pero efímeros–
que lejos están de ser iluminación duradera. Sobre todo, si tenemos en cuenta
que el candidato más votado, Massa, es un peronista de derecha que, como ya
hemos escrito, comparte varias de las “ideas” de sus principales
competidores.
La mala noticia es que más de la mitad de los votantes
apoyaron discursos y prácticas individualistas, de profunda insensibilidad a
las penurias de quienes más sufren. No se trata simplemente de gente temerosa
o enojada, como suele decirse. Son personas que ejercen o se dejan permear por
la malicia y los desvalores, y ante esto no hay justificación. Las explicaciones
posibles son muchas y requieren otro espacio, pero ante todo es necesario
buscar posibles señales y caminos para una reacción más potente y
potencialmente duradera entre algunas personas de bien.
Los votantes de La Libertad Avanza serían, en su amplia
mayoría, varones, sobre todo en la juventud. Estos números sugieren que muchas
mujeres no estarían dispuestas a perder los derechos ganados. Cancelar los
atisbos de libertad que han comenzado a conquistarse luchando juntas no es tan
sencillo para los opresores más patriarcales. Hoy será necesario defenderlos
circunstancialmente en las urnas, contra Milei, pero necesitan hacerse idea y
práctica combativa también contra la misoginia tradicional del peronismo.
Se está consolidando la falsa idea de que para “salvarse”
hay que desentenderse de la vida de los demás. Esta falsedad antropológica
cuestiona de raíz algunas de las características más profundas de nuestra
especie, que ha logrado y logra afirmarse únicamente colaborando y cooperando.
El rechazo al supuesto valor de “vivir sin ayuda” tal vez haya influido en el
reciente resultado electoral, pero sobre todo podría ser motivo de un
compromiso que alimente un sentido de convivencia benéfica por fuera de las
instituciones.
En la actualidad, las conciencias parecen dormidas y
narcotizadas, complacientemente arrodilladas ante los poderes opresivos más
agobiantes, pero su luz intermitente no puede apagarse de manera definitiva.
Tal vez haya quien sintió que estaba en juego algo que atañe a la definición de
quién se es y se quiere ser más profundamente, aspecto que es necesario
orientar con ideas, valores y prácticas claras y bien posicionadas junto a las
grandes mayorías, y que no puede delegarse en Massa.
La aspiración de cualquier persona a cultivarse y crecer no
podía desplomarse del todo ante el desprecio mileísta-macrista del derecho a
la educación, que se acopla a la perfección con la ignorancia militante que
enarbolan las diversas figuras de LLA y Juntos por el Cambio. Pero defender
esta exigencia está ligado a pensarla como el despliegue y el cultivo de los
mejores recursos humanos íntimos en la búsqueda de mejoramiento de la vida en
común, sin aferrarse a una idea decadente de instrucción para ser
ciudadanos/súbditos disciplinados de los patrones, de los Estados y de la
tecno-ilogicidad.
Si avanza la libertad de explotar, de reprimir, de agredir a
las mujeres, de discriminar, de matar al “inadaptado” social; retrocede el
pensamiento y la práctica del bien compartido, que puede nacer de liberar la
empatía, la comprensión mutua, el respeto, la lógica del encuentro y la
posibilidad de reacción ante las injusticias sin imposiciones desde arriba.
¿Interrogantes de este tipo motivaron el voto contra Milei? Quizás en algunos
casos, y es menester que esa opción se profundice, pero tal vez puedan
despertar el anhelo de un empeño consciente y compartido por el reconocimiento
de nuestra común humanidad.
Más que nunca es hora de defender la dignidad, la libertad positiva, expansiva, y el bien común. Para
nosotras y nosotros, de Comuna Socialista, ese es un compromiso cotidiano,
independiente y por fuera de la política, que es siempre promotora de lógica
bélica y explotación. Hoy estamos ante un dilema del que no podemos ni
queremos sustraernos. En el balotaje llamaremos a votar críticamente por el
candidato del peronismo. Quien apoya a Milei, negacionista de los crímenes de
la dictadura genocida, del cambio climático y de la libertad de las mujeres
está dispuesto a avalar o relativizar el secuestro y la tortura, la
destrucción del planeta y la violencia y la opresión patriarcal. Este personaje
representa desvalores y prácticas totalmente ajenas a cualquier posibilidad de
coexistencia respetuosa, mínimamente pacífica, y encarna un desprecio por las
mayorías de tintes fascistoides y sionistas que es o debería ser inaceptable
para quien se considera buena gente. Su triunfo en las próximas elecciones
solo representaría un gravísimo y peligroso empeoramiento de todos los
aspectos de la vida en este país: un retroceso para las condiciones materiales
de existencia de las y los trabajadores, para la seguridad de las mujeres y la
libertad de elegir las relaciones y los afectos, para la posibilidad de
asociarse y expresarse… en fin, una regresión de las conciencias, de la cultura
y de la moral.
Nuestra convicción no nos lleva a depositar confianza
alguna en el candidato de Unión por la Patria, sino, en cambio, a buscar
fortalecer la construcción de auténticos ámbitos de convivencia benéfica basados
en la búsqueda de valores alternativos. Espacios cimentados en un protagonismo
ideal y práctico para ser más humanos contra la deshumanización. Una
construcción que solo puede darse con independencia material, por eso, en el
marco de nuestra Campaña anual de Autofinanciamiento, te pedimos que nos apoyes
con una donación.
Publicado en Comuna Socialista 87