24 de enero: paremos en defensa de la vida, la dignidad y el bien común

Nos encontramos en

Rivadavia y Talcahuano, 13 hs.

La realidad humana está cambiando velozmente. El mundo es un lugar más peligroso por las guerras con que los Estados (y su alter ego terrorista y narcocriminal) martirizan a las poblaciones, mujeres, ancianos y niñas/os, en primer lugar. Los opresores, cada vez más decadentes, “liberan” sin control su capacidad de destruir, explotar y acumular. Milei es un peligroso exponente de esta depravación. Quedó claro en el Foro de Davos: es total su devoción por la casta de monopolistas descontrolados que vienen arruinando las condiciones de vida material, conciencial y cultural de las mayorías populares. Y lo más indignante es que todo esto se haga en nombre de la libertad. No estamos, entonces, solamente frente al enésimo gobierno ajustador y hambreador, sino frente a un desesperado intento de dominio reaccionario y liberticida. Su embestida es contra la libertad de las mujeres y contra cualquier atisbo de solidaridad entre las personas, su pretensión es hacer (in)cultura de la prepotencia, la ignorancia, el egoísmo y la inequidad atacando las conciencias y los mejores recursos humanos. Los delirios autocráticos del jefe de Estado que dice aborrecer el Estado (en realidad, a los trabajadores estatales) se complementan con las amenazas de imponer el orden a cañonazos a través del infame protocolo de Bullrich.

Somos muchas las personas que, en nuestros trabajos, en los barrios y ámbitos culturales nos estamos encontrando para hacer frente a esta situación. Es en las asambleas de base donde, gracias a la escucha respetuosa y el apoyo mutuo –que poco y nada afloran en los recintos parlamentarios–, quizás estemos empezando a descubrir que lo que nos une no es solo el espanto al nuevo gobierno, sino el valor que le damos a la vida y, por eso, la exigencia de defenderla y mejorarla desde abajo, rehabilitando la confianza en nuestras propias fuerzas sin delegarla en burócratas sindicales ni en políticos patronales.

Para nosotras y nosotros, esto puede alimentar una forma renovada de ser de izquierda, capaz de afirmarse en el apoyo a las mejores expresiones de emersión humana y de sustraerse de las instituciones democráticas que le han abierto las puertas de par en par a las derechas autoritarias y fascistoides. Alentamos la unión de las personas que se sienten de izquierda en un Frente Único contra las derechas reaccionarias y liberticidas. En defensa de la vida, el bien común y la libertad; contra la represión institucional y la violencia social; en defensa de las mujeres y sus derechos, de las condiciones de vida de las y los trabajadores/as y los más humildes; contra el saqueo de la naturaleza. Para que pueda germinar la posibilidad de ser más y mejores humanos contra la deshumanización que de arriba hacia abajo derrama odio, violencia e inmoralidad. Impulsamos este frente como parte de nuestro compromiso inspirado en el humanismo socialista, que busca forjar una cultura del reconocimiento de la humanidad común y diferente que somos, para liberar las capacidades más benéficas y creativas del género femenino, mejorar la propia conciencia y hacer crecer los valores de la solidaridad, la independencia, la colaboración y la cooperación desde abajo en una perspectiva de comunión.

¡Todas/os al paro general y la movilización!

¡Por la defensa de la vida, la dignidad y el bien común!

¡Por un protagonismo independiente y solidario desde abajo!

¡Construyamos un Frente Único contra la derecha reaccionaria y liberticida!