Editorial: Pensar y actuar juntos, ser protagonistas

Comité de Redacción de Comuna Socialista


¿En qué se piensa cuando se habla del contexto? Seguramente, en el entorno humano: en los seres queridos, en las amigas y amigos, en las/os compañeros/as de trabajo y estudio, en las/os vecinas/os… en la gente que imaginamos conocer para ser más felices. Es una idea del contexto que encuentra a las personas como protagonistas de la vida, con sus posibilidades y complicaciones.
Pero también, cuando se piensa en el contexto, inevitable y justamente, se piensa en las guerras y en la violencia, en el aumento del costo de vida, en la corrupción de los políticos, en la desconfianza que existe entre las personas. Es lo que sucede cuando hacemos cuentas con la sociedad de extraños entre sí en la que vivimos, esa mole que aplasta la búsqueda humana de sociabilidad, somete a las personas y las involucra en sus engranajes opresivos promoviendo los peores automatismos. Es la sociedad que parece aceptar pasivamente las guerras, que entrona a los Trump, los Bolsonaro, los Milei…
En fin, se piensa en las dos cosas: en la sociedad de extraños, agobiante, angustiante, y en las personas, en la humanidad, tal vez demasiado lejana, pero potencialmente cálida y llena de esperanzas.
La sociedad argentina que, hoy, luego del apoyo electoral masivo al liberfacho, avergüenza a muchos voluntariosos, va a la deriva. La política que otrora funcionaba como enlace entre las instituciones y la gente ya no existe, no tiene contenido. Se redujo a runflas y aprietes, maniobras y mentiras. Cualquiera puede notarlo. Lo que poco a poco va quedando desnudo es la violencia que la política esconde en sus entrañas: represión, prepotencia, criminalidad, lógica bélica cotidiana, inhumanidad. El kirchnerismo mudo –y gran responsable de la debacle actual– busca aferrarse a esa política muerta para acomodarse de cara a posibles realineamientos en el poder y a las próximas elecciones. La izquierda se queda sin política porque, aferrada a los parámetros de la sociedad de extraños, no busca ni ofrece caminos de agregación positiva. Solo consigue relacionarse con la rabia social reduciendo todo a: intervención parlamentaria (ahora con diputadas/os empolvadas/os para escuchar el discurso de Milei), presencia sin contenido en las calles, exigencias a los burócratas de la CGT y cibermilitancia a toda hora (que nos atomiza en individuos-apéndice de pantallas, facilitando aún más el sometimiento).
Sin embargo, aunque la crisis de la sociedad es definitiva, ésta no logra aplastar del todo los intentos de reaccionar de las personas, ni agota sus búsquedas de sociabilidad positiva, que es en donde se trasluce la humanidad más generosa que puede crecer gracias a la intransigencia de quienes buscan cambiar de verdad. A esta humanidad la identificamos cuando encontramos a muchos vecinos en las asambleas barriales porque necesitan vivir un mínimo espíritu de comunidad solidaria; a las personas que se han movilizado contra la guerra en Gaza; a las mujeres que no quieren renunciar a sus derechos y conservan expectativas en el próximo 8 de marzo o que están organizando los comedores populares a pesar de los recortes del gobierno a la asistencia alimentaria; a los trabajadores que pararon en enero porque no renuncian a su dignidad.
También lo advertimos en las personas que rechazan el avance de la represión y no aceptan que se instale el negacionismo que oculta o, peor aún, justifica las atrocidades de la dictadura. En esta, como en todas esas expresiones, notamos la necesidad, aunque sea implícita, de tener una orientación de vida guiada por valores más positivos e inclusivos. Estamos convencidos de que esta exigencia, para concretizarse, necesita de un protagonismo directo, desde abajo e independiente. Con esta mirada, estamos proponiendo a las personas que se sienten de izquierda y a las organizaciones que quieran luchar con contenidos independientes y alternativos a la debacle actual, un Frente Único contra la derecha reaccionaria y liberticida. Creemos que ese puede ser el mejor camino para expresarnos juntos y en las calles este 24 de marzo, unidos por el bien común y la libertad compartida.